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El vino en Argentina: rojo pasión, sentimientos transparentes.

La región vitivinícola en Argentina se desarrolla entre los 22° y 42° de latitud sur. Se extiende al pie de la cordillera de los Andes a lo largo de más de 2.400 Km., desde la provincia de Salta hasta la provincia de Río Negro, con una diversidad de climas y suelos que hacen de cada región un terruño único.

En términos generales, las zonas dedicadas al cultivo de la vid son secas y áridas con un bajo nivel de lluvias y humedad, factor determinante para la sanidad de las uvas.

Los abundantes días de sol y la gran amplitud térmica favorecen una buena maduración y concentración de aromas y color en los granos. Los suelos son profundos, permeables y pobres en materia orgánica, cualidades decisivas a la hora de obtener un buen vino. Debido al bajo régimen de lluvias, el riego se hace necesario. El agua proviene del deshielo de la cordillera de los Andes, que desciende en forma de ríos para convertirse en canales o acequias.

Sin lugar a dudas, la combinación de estos factores hace de la Argentina un oasis para la elaboración de vinos de la más alta calidad. Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer. La vitivinicultura en Argentina tal como se la conoce hoy, tiene una joven historia de un poco más de 10 años; los avances tecnológicos, las inversiones y algunos empresarios con muy buena visión hicieron posible una transformación determinante.

Variedades tintas.

Cabernet Sauvignon.

Por su gran capacidad de adaptación a toda clase de climas, el Cabernet Sauvignon es considerado como el rey de las variedades tintas. Su uva, originaria de Burdeos, Francia, produce un vino con marcada acidez, áspero y con fuerte presencia de taninos. Madurado, resulta un vino sabroso y con cuerpo. Posee colores intensos y aroma complejo a frutas, trufas, café, pimiento verde y cassis.

A menudo, resulta beneficiado si se añeja por varios años.
En nuestro país, se lo cultiva a lo largo de toda la ruta del vino. Es ideal para acompañar carnes, estofados, pastas, guisos y postres.

Racimo: es "suelto" aunque compacto, de color negro azulado, cónico.
Uvas: pequeñas, de piel gruesa, redondas, negras y jugosas.
Maduración: tardía, ideal para zonas templadas con otoños suaves.

Malbec.

Uva originaria del Sudeste de Francia. Se ha convertido en el vino típico de la Argentina, donde ha encontrado las características ecológicas más propicias para su desarrollo. El malbec argentino ha alcanzado un reconocimiento internacional y ha sido premiado con merecidas medallas en concursos enológicos.

Adquiere características bien diferentes según las condiciones de clima y suelo en que se cultive. En la zona de Maipú, Mendoza, alcanza su mayor desarrollo, superando a las otras regiones del país. Produce vinos de agradable sabor, cuerpo medio con ciertas notas terrosas y de intenso color púrpura. De vigorosa textura y sabor, en el paladar tiene un toque de rusticidad.

Racimo: medianos, a menudo alados y bastante sueltos.
Uvas: Esféricas, pequeñas o medianas, de color negro azulado, con piel delgada y pulpa blanda.
Maduración: en primera época tardía.

Syrah.

El origen del Syrah es bastante discutido y no está definido aún. La versión más difundida sostiene que es originaria de Shiraz, Persia y que tiene una antigüedad de 3.000 años. Se dice que fue introducida en Europa a través del puerto Siciliano de Siracusa. Otra versión sobre su origen sostiene que proviene del sur de Francia.

Lo cierto es que este varietal posee fuertes taninos y es apto para la guarda prolongada en madera. Este vino de intenso aroma, sólido y austero, recuerda a especias como el clavo de olor, canela y pimienta, frutas como frambuesas, zarzamoras, higos y un dejo de chocolate amargo. Ligero y fresco, tiene una textura sedosa y un recuerdo prolongado en boca.
En nuestro país, esta variedad está teniendo una notable aceptación en la Provincia de San Juan. Marida muy bien con quesos maduros, pastas con salsas rojas, carnes, guisos y pizza.

Racimo: tamaño medio a pequeño, compacto, con forma cilíndrica.
Uvas: Granos elípticos de color negro-azulado de tamaño mediano. Película fina pero resistente. Pulpa jugosa y agradable.
Maduración: madurez media.

Tempranillo.

Cepa de origen español, su principal desarrollo se dio en la zona de Rioja, en ese país. Tempranillo es una de las variedades más difundidas en Argentina, aunque hasta hace muy poco no era empleada para la elaboración de vinos finos. La demanda internacional obligó a redescubrir el potencial de esta uva.

Produce vinos de graduación media, bien equilibrados, aromáticos y aptos para la guarda en madera. Con paladar franco, tienen gusto aterciopelado cuando envejecen. Poseen notas de frutos silvestres, ciruelas negras, cerezas y frambuesas.

Racimo: es medio, compacto y alargado.
Uvas: presentan tamaño moderado, de forma redonda y de piel normal a dura, con un intenso color negro.

Merlot.

Emparentada genéticamente con el Cabernet Sauvignon, aunque no presenta la misma adaptación, esta cepa también es originaria del sudoeste de Francia.

Como varietal, Merlot posee un buen desarrollo en el Alto Valle de la provincia de Río Negro, Luján de Cuyo, Maipú, y Cruz de Piedra en Mendoza y en el valle del Pedernal en San Juan y ha producido buenos resultados en la Patagonia.

Generalmente se lo utiliza como un vino de corte con el Cabernet Sauvignon suministrando un toque de suavidad para redondear y armonizar su aspereza.

Esta uva arroja vinos de cuerpo y sofisticación, elegantes y redondos. En su sabor, se logran apreciar notas frutales -a ciruelas y guindas-, a rosas, especias, pimienta negra y canela. El vino presenta colores rojos violáceos, mientras que su brillo no es muy intenso.

Racimo: compacto, de color negro azulado, cónico.
Uvas: de piel delgada, redondas y negras.
Maduración: temprana.

Pinot Noir.

Es una de los cepas que integran el blend de la mayoría de los champagnes franceses.
Originaria de la zona de la Bourgogne en Francia, Pinot Noir produce un vino extremadamente suave, fresco y frutoso, de un muy buen bouquet, con una acidez que lo hace bastante vivo y persistente al paladar, sin ser agresivo. Además, posee un color no muy intenso, pero bastante atractivo, que varía de un color rojo suave, cuando está joven, a un anaranjado suave después de 8 a 10 años de guarda.

Como esta uva requiere de un clima frío para lograr buenos resultados, en nuestro país se están obteniendo muy buenos productos en el valle de Uco en Mendoza y en el valle del río Neuquén en la Patagonia. Este vino se destina a la exportación o a la composición de vinos espumosos.

Racimo: medio compacto y alargado
Uvas: pequeñas y de forma ligeramente ovoide. Poseen piel suave y fina y bastante materia colorante.
Maduración: requiere una maduración larga en climas frescos.

Variedades blancas.

Chardonnay.

Considerada como la reina de las uvas blancas, Chardonnay es la principal cepa blanca francesa, que se cultiva fundamentalmente en las zonas de Borgoña, Chablis y Champagne. Produce vinos blancos profundos y delicados de notable persistencia. Su seña particular es su color amarillo pálido con reflejos verdes. Su aroma recuerda a frutos frescos como la manzana o a flores. Por su sabor equilibrado, hay quienes sostienen que la cepa Chardonnay consolidó el ingreso de la mujer al mundo del vino.

En Argentina se lo utiliza como base de la mayoría de los vinos espumosos. Su desarrollo más importante lo encuentra en las zonas de San Rafael, Tupungato y Maipú en la provincia de Mendoza, y en el Alto Valle del Río Negro.

Racimo: semicompacto
Uva: esférica y pequeña, de color amarillo, ámbar cuando está madura. Piel fina.
Maduración: de temprana a media

Torrontés.

Torrontés se convirtió en la cepa blanca emblemática de Argentina, representante indiscutida en el mercado internacional. Esta uva forma parte del grupo de las cepas criollas. De dudoso origen, estudios recientes arrojaron que proviene del Mediterráneo, de la zona de Malvasia. Su reconocimiento lo alcanza con los vinos producidos en Salta, en el valle de Cafayate. Gracias al microclima de esa zona ha logrado un desarrollo excepcional de la vid, arrojando vinos frutados, sabrosos y prolongados en la boca.

Racimo: mediano-grande de compacidad media.
Uva: media, acuminada, esférica, de epidermis verde-amarilla y carnosa.
Maduración: temprana, el tiempo no lo beneficia.

Sauvignon Blanc.

Luego de la Chardonnay, Sauvignon Blanc es la variedad blanca más fina. Uva originaria del sudoeste de Francia, en líneas generales da un vino seco y fresco, con una marcada acidez. Posee un matiz ahumado muy apetecible, aparte de detectársele perfumes a cassis, pomelo y maracuyá. Es una variedad que se usa sola, aunque en algunos casos se la suele combinar con la variedad Semillón, obteniendo vinos finos blancos de excelente calidad. Es un vino complejo y debe ser elaborado con sabiduría.

En nuestro país se desarrolla muy bien en las zonas de Luján de Cuyo, Junín y Maipú, en la provincia de Mendoza.

Racimo: grande, compacto, de granos redondos.
Uva: medio-grande, esferoidal, de color amarillo verdoso, con piel media, pulpa consistente, dulce y de sabor aromático.
Maduración: temprana.

Semillon.

Originaria del sudeste francés, en esta región el Semillón es atacado por un hongo que lo hace tener una "podredumbre noble" concentrando de este modo el azúcar del grano. Este efecto permite que se elaboren vinos dulces y cremosos con un particular paladar aterciopelado. Fuera de su lugar de origen se lo utiliza para producir vinos varietales.

En Argentina, existe una importante superficie donde se cultiva esta variedad, pero su trascendencia comercial es efímera. Es una cepa de zonas frías y sólo hay dos lugares en nuestro país donde está dando muy buenos resultados: el valle de Río Negro y el valle de Uco en Mendoza.

Sus vinos son secos, de buen cuerpo y poseen sabor con notas de frutas que recuerdan a la manzana y con un interesante dejo de miel.

Racimo: mediano, compacto y de forma cilíndrica.
Uva: pequeñas, ovoides y de piel suave.
Maduración: media.

Riesling.

Tradicional uva alemana también cultivada con éxito en la Alsacia francesa, donde se elaboran los mejores vinos de esta cepa. Al igual que el Semillón, el Riesling es sensible a ser atacada por el hongo que produce la "podredumbre noble".

En sí misma, es una cepa de sabor típicamente frutal. Se le identifican aromas como el de la manzana, el aceite o la miel.

Produce vinos frescos y elegantes muy interesantes, con una acidez natural muy bien balanceada, logrando un marcado carácter y personalidad. Su característica tánica y bajo tenor alcohólico lo hacen un vino distinto que vale la pena probar.

Prácticamente no existe Riesling en Argentina, aunque algunas bodegas han logrado buenos varietales gracias a uvas provenientes de viñedos puros.

Racimo: pequeño y compacto.
Uva: medio-pequeña, esferoidal de color amarillo, piel consistente, pulpa jugosa de sabor delicadamente aromático.
Maduración: media.

Viognier.

Descubierta recientemente, Viognier posee un enorme potencial para la elaboración de vinos finos. De origen misterioso y de difícil cultivo, esta cepa es capaz de dar vinos concentrados, muy voluminosos con marcado aroma floral como la magnolia, la madreselva, y frutal como el melocotón y el damasco.

Por lo general, se lo bebe en sus primeros años de vida para apreciar todo el esplendor de esta uva. De estructura fuerte, tiene un largo final en boca.
En nuestro país sólo algunas bodegas se están animando a producir vinos con esta cepa.

Racimo: pequeño y compacto.
Uva: tamaño medio, forma ovoide acuminada y color verde amarillento.
Maduración: temprana.


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