Muchos de aquellos inmigrantes se instalaron en estas tierras y fundaron colonias y colegios, donde se difundía la importancia de la educación física.
Es justamente por ello que el profesor escocés Alejandro Watson Hutton es considerado el padre del fútbol argentino, por el gran impulso que dio a este deporte.
En el año 1893, Hutton fundó la Argentine Association Football League que, posteriormente, se unió a la Asociación Amateurs para conformar la Asociación Amateurs Argentina de Football.
En ese mismo año, los jugadores criollos comenzaron a participar en los equipos que, hasta ese momento, sólo permitían futbolistas ingleses. Pero era tal la popularidad de este nuevo deporte porteño, que ya se lo jugaba en las calles y en los patios de los conventillos del barrio de la Boca, de Boedo y de San Telmo.
Fue recién en el año 1899 que se creó el primer equipo de jugadores argentinos: Argentinos de Quilmes. Este fue, oficialmente, el primer club de fútbol argentino y desde ese momento el fútbol se convirtió en una pasión nacional por excelencia y es practicado por argentinos y argentinas de todas las edades.
Ya en 1934 se creó la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), que nuclea todos los equipos nacionales y la Selección. Algunos de los tantos clubes reconocidos por la popularidad que tienen son: River Plate, Boca Juniors, Independiente, Racing Club y San Lorenzo.
La pasión que el fútbol despierta en Argentina es increíble: sólo en la ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, existen 19 estadios diferentes. Entre ellos, se encuentran la mítica Bombonera, de Boca Juniors, y el imponente Monumental, que pertenece a River Plate.
Conocer los clubes de fútbol y presenciar los partidos oficiales son experiencias únicas, que permiten adentrarse en la cultura argentina, descubrir sus hábitos, memorizar los cantos de aliento y los rostros de miles de fanáticos que, cada fin de semana, "transpiran la camiseta" y le piden a los jugadores de sus equipos que hagan simplemente lo mismo.
La inigualable rivalidad entre los dos equipos más populares del país se remonta a comienzos del siglo XX, época de fundación de la mayoría de los clubes de fútbol nacionales.
Boca y River comparten origen y cuna, ya que ambos nacieron de la mano de inmigrantes en la ribera sur de Buenos Aires. Boca, cuyos fanáticos son apodados "xeneizes", nació un 3 de abril de 1905. Cuatro años antes, a pocas cuadras de allí, un 25 de Mayo había sido fundado el Club Atlético River Plate. Luego, este equipo se mudó al barrio de Núñez, una de las zonas más prósperas de la ciudad. De ahí el apodo de "millonarios".
Los dos tienen una historia muy rica y plena de conquistas deportivas. Existe una infinidad de relatos y anécdotas de cotejos memorables. Y, por supuesto, jugadores que a lo largo del tiempo forjaron la historia grande de este clásico del fútbol mundial. "El espectáculo número 1 del mundo", según quienes tuvieron la posibilidad de vivirlo.
Pero más allá de lo que libros y memoriosos narren sobre jugadas, goles y partidos ya disputados, lo cierto es que cada vez que se vuelven a enfrentar, en el Monumental o en la Bombonera, se juega como si no existiera la historia y esta fuera la última vez que fueran a hacerlo.
Con pasión y al borde de la locura colectiva se vive el Boca-River, los veintidós jugadores que entran al campo de juego, los miles de hinchas que se encuentran en las tribunas y los millones de espectadores que lo siguen por la televisión o la radio. Se trata, sin dudas, de uno de los espectáculos más emotivos del mundo.
La Argentina en los mundiales.
La participación de Argentina en los mundiales había pasado prácticamente desapercibida antes de que la presencia del inigualable Diego Armando Maradona marcara un antes y un después, más allá de su figura que despierta amores y odios al mismo tiempo.
La historia cuenta que el Mundial de 1978 se disputó en nuestro país y que nuestra Selección Nacional logró ganar su primer Campeonato Mundial de Fútbol. Y si bien se festejó a lo largo de todo el país, hubo suficientes motivos internos para no sentirse identificados.
En cambio en 1986, ya en democracia y siendo el anfitrión México, fue cuando sí nos recibimos de Campeones del Mundo, sin ayudas, sin ningún tipo de rarezas, simplemente jugando al fútbol y siendo los mejores. Como debería haber sido siempre.
Ahí, Diego Armando Maradona no sólo se dio el lujo de esquivar a cuanto jugador contrario se le cruzara por el campo de juego, sino que logró imponer dos joyas para escribir la historia grande del fútbol. Ambas ocurrieron en un partido que tuvo condimentos políticos y sociales, además de futbolísticos: el rival era la selección de Inglaterra (los inventores del fútbol), justo después del conflicto bélico que hubo entre ambos países en las famosas Islas Malvinas.
Allí, el hombre de la camiseta número 10 se vistió de mago para siempre. "La Mano de Dios" sentenció (ilegítimamente) el primer gol de este gran partido, pero pasaron apenas minutos para que el mundo entero observara cómo un chiquitín apodado alguna vez Pelusa desparramara a los jugadores ingleses por toda la cancha para mostrarnos el mejor gol de la historia de los mundiales. Lo demás fue simplemente un trámite, la copa del mundo ya tenía sabor argentino.
fuente: Welcome Argentina
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