La teoría de los dos demonios símbolo de la posdictadura argentina y su importancia geopolítica actual.
La “teoría de los dos demonios” es hoy uno de los enunciados políticos y memoriales referidos al pasado de violencia política de los años setenta del siglo XX de mayor fuerza y circulación en la Argentina.
Es frecuente encontrarlo en la prensa, en la voz de actores políticos sensibles al pasado de terrorismo de Estado, en grupos cercanos a la militancia por los derechos humanos, en el propio discurso gubernamental y, en general, en el espectro político e intelectual de lo que se suele denominar muy genéricamente “progresismo”.
Sin embargo, “la teoría de los dos demonios” nunca fue enunciada como tal, ni en términos positcomo tal, ni en términos positivos bajo esa denominación; no existe como un corpus de ideas y ningún grupo se reconoce como autor o promotor de ella. Más aún, la definición o el contenido de dicha “teoría” varía según quien utilice esa denominación y su uso siempre es crítico-sancionatorio.
En otros términos, sólo se refieren a la “teoría de los dos demonios” aquellos que están interesados en su crítica y cuestionamiento. Entonces, ¿qué es lo que circula exactamente? ¿cómo se gestó? ¿de dónde proviene su fuerza histórica y política? ¿qué es,finalmente, “la teoría de los dos demonios”?
El primer dato elemental es que, en efecto, la denominación tal como hoy se utiliza no es un contenido de existencia positiva, sino que fue acuñada como un valor negativo. Por tanto, hace alusión a un conjunto amplio de cuestiones diversas que varían según su enunciador crítico. Por ello, desde el punto de vista epistemológico, “la teoría de los dos demonios” plantea, como primer problema elemental, la indeterminación del objeto y la necesaria—y arbitraria—asunción por parte del investigador de qué es aquello que se busca.
En ese sentido, este trabajo parte del supuesto de que la “teoría de los dos demonios” como tal no existe; lo que hay es un conjunto de representaciones colectivas, de amplia circulación, cuyas formulaciones más obvias cristalizaron en algunos enunciados públicos en los primeros años posdictatoriales.
Esos enunciados públicos tuvieron formulación y circulación específica a partir de ciertas figuras destacadas, pero ellas no reconocen en esos enunciados esa entidad cristalizada que hoy se les adjudica, ni se reconocen unos a otros como parte de ese mismo universo interpretativo.
Así, el supuesto carácter unificado de la “teoría de los dos demonios” y su existencia como objeto autónomo fue una atribución de sus detractores construida a lo largo del tiempo. Fue justamente en el proceso de su cuestionamiento y deconstrucción política que fue cristalizando y tomando entidad y existencia aparentemente unívoca la construcción que en la Argentina hoy conocemos y denominamos como “teoría de los dos demonios”.
En esta situación, no habiendo definición estricta posible del objeto, desde el presente asumimos que investigar dicha “teoría” implicaría varias etapas. En primer lugar, explorar el surgimiento y circulación histórica de las variables representaciones que se asocian a esa “teoría” cuando se le adjudica existencia real. En segundo lugar,estudiar el proceso de su construcción progresiva como “teoría” por parte sus detractores—es decir, su proceso de cristalización.
Por último, en tercer lugar, debería contrastarse cómo la memoria de “la teoría de los dos demonios” ha ido modificándose con el tiempo a lo largo de varias décadas y cómo los supuestos que hoy la definen y los argumentos que la refutan han ido variando al calor de las luchas políticas por la memoria y de las relaciones de fuerza de los actores intervinientes.
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