Nos estamos quedando sin arena. Por ese motivo la decisión blanquear la presencia en el territorio de los capitales de la nobleza de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), propietaria de tierras rurales tanto en la zona andina como en la costa Atlántica no parece tan extraña.
La arena es un recurso vital y puede tener un precio elevado, por lo que ha atraído la atención de los delincuentes. Las llamadas mafias de la arena (sobre todo en la India), mineros de arena ilegales y a menudo violentos, son grupos que dragan arena ilegalmente de áreas prohibidas
El principal exportador de arena es Estados Unidos seguido de Holanda, Alemania y Bélgica.
Sorprende que los Emiratos Árabes Unidos sean uno de los mayores importadores de arena (Singapur es el principal importador de arena) dada su ubicación en el desierto.
Aunque parezca mentira, la arena se ha convertido en el recurso natural más demandado, después del agua, y por delante de los combustibles fósiles. El rápido crecimiento urbano del planeta ha convertido este material humilde en un bien escaso. Su sobreexplotación tiene efectos ambientales devastadores. La arena es más escasa de lo que nos pensamos.
Todo lo que nos rodea contiene arena: el cemento, el vidrio, el asfalto, los aparatos electrónicos. Hasta los plásticos, los cosméticos o la pasta de dientes contienen este elemento. Pero su principal uso es la construcción, que consume una cuarta parte de la arena del planeta. Debido a los granos angulares y desiguales de la arena de playa, esta se adhiere mejor al hacer cemento; de ahí que el boom inmobiliario devore cantidades ingentes de este recurso. La escasa regulación en muchos países alienta la presencia de redes mafiosas.
El desarrollo urbano demanda enormes cantidades de arena especialmente para la construcción
Según un informe de Naciones Unidas, el 54% de la población mundial vive en zonas urbanas y se prevé que la cifra aumente hasta el 66% en 2050, siendo India y China los dos países donde se producirá un mayor incremento. Este desarrollo urbano exige cantidades ingentes de arena para el cemento. Una casa de tamaño medio necesita 200 toneladas; un hospital, 3.000; un kilómetro de autopista, 30.000. Cada año se extraen unos 59.000 millones de toneladas de materiales alrededor del mundo; hasta el 85% es arena para la construcción, señala Pascal Peduzzi.
El problema es que la formación de arena es un proceso natural lento, que requiere años, y la demanda es superior a la capacidad de regeneración y suministro de la propia naturaleza. “A nivel mundial, consumimos el doble de arena de la que los ríos pueden transportar, por lo que necesitamos excavar en otras partes. Ahora se obtiene dragando ríos y, en mucha menor medida, fondos marinos. Se estima que entre el 75% y el 90% de las playas del mundo se están reduciendo”.
Las consecuencias medioambientales son irreversibles: destrucción de los hábitats, degradación de los fondos marinos, incremento de materiales en suspensión, aumento de la erosión… De continuar el ritmo vertiginoso de la extracción de arena, las generaciones venideras se encontrarán con un entorno de paisajes lunares, playas de rocas y agitadas olas, ríos y pantanos secos, territorios áridos y extinción de la flora y la fauna.
China consume el 57% del cemento del mundo y es además. el principal productor mundial. Con todo lo que consume, se podría construir cada año un muro de 27 metros de ancho por 27 de alto alrededor de la Tierra,
El caso de Oriente Medio: Las enormes importaciones de arena desde Australia
Es conocido que existe mucha arena en los desiertos del Medio Oriente, pero no el tipo de arena que se necesita para la construcción. Es por eso que países como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, entre otros, importan arena procedente de Australia.
Así, ciudades como Dubai o Abu Dhabi importan miles de toneladas de arena cada año para realizar sus proyectos de construcción, incluso estando rodeadas de arena. La valiosa arena de construcción se compra por barco parcialmente en la lejana Australia.
En efecto, Emiratos Árabes Unidos (EUA) es otro de los mayores importadores de arena, pese a vivir rodeado de desierto. Como consecuencia de la erosión del viento, esta arena no es la más adecuada para cemento porque resulta de baja calidad. En las últimas décadas, Dubái ha importado de Australia enormes cantidades de arena para la construcción de diversos complejos y edificios.
Solo para la torre Burj Khalifa, la más alta del mundo, con 828 metros, se han necesitado 110.000 toneladas de cemento. Y las Islas Palm, un proyecto aún no terminado formado por tres conjuntos de islas que aumentará alrededor de 520 kilómetros la superficie de las playas de Dubái, han devorado 385 millones de toneladas de arena, con un coste de unos 10.000 millones de euros.
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