Juan Carlos Colombres, popularmente conocido por su seudónimo Landrú (19 de enero de 1923, Buenos Aires) es un humorista argentino caracterizado por sus ironías sociopolíticas en las cuales incluye la caricatura tanto gráfica como textual.
Juan Carlos Colombres nació en 1923 y en la ciudad de Buenos Aires dentro del seno de una familia aristocrática procedente de Tucumán, prácticamente es integrante de la misma generación constituida por otros grandes humoristas argentinos: el mendocino Quino, el cordobés Lorenzo Amengual, Guillermo Mordillo, Miguel Brascó, Copi, Lang, Oscar Conti (Oski), así como el genial dibujante uruguayo radicado en Buenos Aires Hermenegildo Sábat.
J.C. Colombres adoptó el seudónimo por el cual es conocido debido a cuestiones políticas aparentemente fútiles, en 1947 mientras aún trabajaba en la revista Don Fulgencio editada por Lino Palacio comenzó a editar su propia revista humorística llamada Cascabel, en ésta se mofaba de Juan Domingo Perón (entre las muchas caricaturas con que representaba al creador del llamado justicialismo estaba la de una gran pera), preocupado ante la fuerte censura peronista, el hijo de Lino Palacio, muy amigo de Colombres le sugirió que utilizara un nombre ficticio diciéndole que cuando usaba barba tenía un rostro muy similar al sicópata asesino serial de mujeres francés Henri Désiré Landru.
La obra de Juan Carlos Colombres "Landrú" se caracteriza por una elaborada burla a ciertos modos masificados de "pensar" característicos de la sociedad argentina del siglo XX y de lo que va del presente siglo, su burla es básicamente una ironía a la vez sutil y descarnada en la cual critica a todos los niveles sociales, para ello ha creado una serie de personajes paradigmáticos: "Tía Cora", "El Señor Porcel", "El Señor Cateura" (un sujeto procedente de un nivel humilde que pretende a toda costa el ascenso económico y quiere aparentar un elevado nivel cultural, para "educar" a su pequeño hijo le propina feroces tratos y mezcla insultos correspondientes a diferentes sociolectos), "Rogelio el hombre que pensaba demasiado" (un paranoico que representa los temores de la burguesía), "María Belén y Alejandra" (dos jóvenes de alto poder adquisitivo pero patética y grotéscamente frívolas). Este humor escrito se ve enriquecido por la erudición que caracteriza a Colombres, lo que le permite utilizar diversos niveles de escritura o recurrir a los arcaísmos, a esto se suma un profundo y exhaustivo conocimiento de la realidad política nacional e internacional.
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