Los cambios sucedidos en la constante dinámica de acumulación del capital muestran sorprendentes efectos, a la hora de evaluar los impactos en el trabajo y el empleo.
Es posible observar a escala mundial, un deterioro que se manifiesta por la pérdida de protección social, la creciente inestabilidad laboral, y la existencia de una cantidadconsiderable de puestos de trabajo con bajas remuneraciones.
De hecho las transformaciones sufridas en el mundo del trabajo en las economías centralizadas e industriales han significado procesos de ‘readaptación’ y reestructuración de las prácticas en el mundo del trabajo en las sociedades periféricas, dando forma a un nuevo escenario global, transnacional y de deslocalización de la producción capitalista.
Los paradigmas productivos en América Latina.
El desarrollo y emergencia de paradigmas productivos en el caso de América Latina ha sido atravesado por el proceso de conformación y acoplamiento de la economía latinoamericana en las últimas décadas al sistema mundial capitalista y la instalación de un régimen social de acumulación con una matriz disciplinaria, lo cual ha significado un nuevo proceso para la constitución de subjetividades y espacios de sujeción social.
Esta misma dinámica conjuntamente ha dado paso a la construcción de nuevos procesos de reorganización de la sociedad, a un nuevo modo de producir la vida y de comprender las relaciones sociales departe de los sujetos y actores sociales.
La flexibilidad y la precariedad laboral se impusieron como parte de la conmoción de la condición salarial en las sociedades del capitalismo industrial en los años 70’ y 80’ la cual estuvo marcada por la innovación socio-técnica de lare-organización de las lógicas del trabajo, un quiebre en la anterior división social del trabajo, una revolución científico-tecnológica de los medios de producción, la desregulación laboral y una masiva desvinculación de los de los individuos de los sistemas de protección característicos del Estado de Bienestar.
En este proceso la forma asimétrica que asumió la relación entre capital-trabajo, permitieron a la clase capitalista un amplio margen para refundar las bases del proceso de acumulación en la explotación del trabajo, generando las pautas para la competitividad y las ventajas comparativas que el capital requería paragenerar un nuevo ciclo deexpansión, junto con la conformación de amplias zonas devulnerabilidad y desafiliación social.
Estas transformaciones se hicieron latentes en espacios que trasgredían el espacio del trabajo, y
amenazan/reformulaban las formas de reproducción de la cotidianidad
con la profundidad de las transformaciones en el mundo del trabajo, como eje, y considerando los
cambios en la sociedad salarial a través de la reestructuración productiva neoliberal.
En el marco del mundo del trabajo, este fenómeno abrió un espacio a la ampliación del sujeto
laboral, con la manifestación de formas cada vez más precarias y flexibles de
trabajo, lo cual reconfiguró la cartografía del trabajo de forma radical, siendo este
elemento parte de una nueva reconstrucción disciplinaria del trabajo y el trabajador/a
y la instalación de un proyecto de “modernización y racionalización productiva”.
El panorama que quedó planteado fue el de una compleja metamorfosis social, en el cual la
precariedad del trabajo se volvía un fenómeno estructural y pilar del proceso de modernización
tardía, esto en la medida en que constituía un motor de los procesos de aceleración
social. La precariedad afectaba, de un modo u otro, al conjunto de la estructura ocupacional y el
mercado laboral, a los procesos racionalización cultural, la diferenciación estructural, los procesos
de individualización y de constitución subjetiva de la personalidad, y de un nuevo escenario de
dominación en las relaciones de poder.
Así es como la precariedad repercute, no solo en modalidades de contratación a corto plazo, inestabilidad laboral, rotación de la mano de obra, o en una diferencia en el nivel de ingresos, sino que también se articula como un campo complejo en su morfología para dar cuenta de aperturas, discontinuidades y fragmentos del espacio constitutivo de identidad(es) en/con el trabajo y en la sociedad. Parece así necesario detenerse en la dialéctica de la dimensión espacial y temporal de la precariedad, que contextualizan el debate sobre las características que ha asumido esta categoría en distintas formaciones socio-históricas, de manera de dar cuenta de las particularidades que involucrael fenómeno de la precariedad en Latinoamérica.
Este capítulo presenta en su primera sección un debate acerca del acercamiento al fenómeno de la precariedad laboral desde la teoría de Robert Castel y la apertura a este debate en Europa y su introducción en América Latina.
Por ejemplo, en el caso de Chile, la irrupción del neoliberalismo, como forma hegemónica en la
conformación de un patrón de acumulación flexible, dio pasa a la metamorfosis de las formas de trabajo, y
con ello, a un debilitamiento a uno delos principales mecanismos de integración y cohesión social en las
sociedades moderno capitalistas. A la vez se instalabanlas bases para un cierre del discurso político y la
configuración de un imaginario socialque involucraba la instalación de una hegemonía en/del sentido común
como nuevo cuerpo de articulación e interpretación de las “nuevas” condiciones de explotación/vida.
Muchos/as trabajadores/as, sufren/sufrieron de puestos de trabajos precarios, más condiciones de trabajo,
sindicatos impotentes, y servicios sociales privatizados y de baja de calidad/cobertura. Algunos trabajadores
se encontraron en cambios difíciles en su lugar de trabajo, como la flexibilización, la fragmentación, la
inseguridad del empleo, el trabajo temporal, las subcontrataciones, las horas largas, y la mecanización
Tratamos de clarificar que nos referimos a “una Europa” en especial, la que está relacionada con los países
industrializados del continente, y desde donde proviene principalmente el debate de la precariedad. Sabemos
que la heterogeneidad estructural de Europa, cobija distintas formas sociales e históricas por la cuales la
precariedad laboral asume distintas formas, percepciones, genera distintos vínculos y se expresa e interioriza
sincronización de ambas realidades en la necesidad del discurso de “la modernidad” y “la
modernización” capitalista.
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