Los recientes apagones y los no menos recientes tarifazos nos llevan a efectuar un análisis en forma retrospectiva.
De acuerdo al aparato mediático y político del neoliberalismo, el kirchnerismo nos iba a dejar sin energía, electricidad, petróleo ni gas natural.
Pero el "populismo" había engendrado incluso algo peor: un pueblo derrochador.
El combo explosivo de semejante herencia fue -y continúa siendo- resumida en dos palabras que el neoliberalismo jamás abandonó desde 2003: "crisis energética"; palabras que luego del triunfo electoral reformularon en "pesada herencia energética". ¿Cuáles eran los síntomas específicos de la supuesta crisis?
Y que justificarían la implementación salvaje de las tradicionales recetas de ajuste (bien propias del FMI) en el sector de la energía, precisamente para revertirlos:
1) Pérdida del autoabastecimiento;
2) Consumo doméstico excesivo en un marco de tarifas reguladas (o congeladas) e intervencionismo estatal; 3) Retenciones a las exportaciones de combustibles, petróleo y gas;
3) Divorcio entre los precios de los hidrocarburos argentinos y los precios internacionales;
4) Renacionalización de YPF;
5) Subsidios a la energía;
6) Balanza comercial energética deficitaria;
7) Importaciones netas de gas natural y combustibles derivados del petróleo;
8) Ausencia de estabilidad y seguridad jurídica para "inversores";
9) Crecimiento del Estado y sus empresas en el sector energético, incapacitados de invertir y gestionar, motivados por una incontrolable naturaleza populista y demagoga del entonces gobierno nacional; y
10) cortes de luz.
El diagnóstico de "crisis energética" penetró en la sociedad como por un tubo. La cuestión energética fue punta de lanza del macrismo en su campaña de 2015.
Podría decirse que, en buena medida, ganó por ausencia de tarifazo. Es decir, una importantísima proporción de la sociedad compró el mensaje de que la energía "barata y subsidiada" era equivalente a "crisis" y una autopista al colapso energético (por traslación, al colapso económico).
En igual dirección, creyó que consumir mucha energía era malo, peculiaridad de las naciones más atrasadas del globo. Pero como se verá, las naciones que más energía per cápita consumen son precisamente las más desarrolladas.
Y, desmitificando otra falacia, son también las que más subsidios destinan a sus respectivos sistemas energéticos, en esa preocupación constante de mantener precios baratos de la energía para hacer de sus aparatos productivo e industrial unos de alta competitividad en un comercio mundial cada vez más complejo, exigente y concentrado.
El sector sacará sus conclusiones al respecto, pero de lo que no pueden quedar dudas, porque son los propios datos publicados por el actual oficialismo los que se encargan de corroborarlo, el modelo energético aplicado durante los doce años de kirchnerismo fue el más eficiente desde 1983 si hemos de enfocar el análisis desde el interés de la ciudadanía, la pequeña y mediana industria y el comercio, un mercado interno sano y vigoroso, etc.
Entonces, ¿crisis energética con los Kirchner y por culpa de ellos? La población compró la mentira de Cambiemos porque se le escondieron los resultados de la política energética de los tres gobiernos con anterioridad a Mauricio Macri. Pero compró también, y muy especialmente, porque careció de una definición de la energía acorde a sus intereses y contra la que poder contrastar la crítica neoliberal.
¿Cómo defenderse de una mentira y del inmenso poderío mediático que la multiplica por mil sin la inmunización del conocimiento fundamentado en una conciencia colectiva y popular, en un lenguaje, indicadores y definiciones elaborados desde una genuina defensa de la seguridad jurídica ciudadana?
Regresemos a los síntomas esgrimidos por el diario La Nación que justifican el diagnóstico de "crisis energética" para la etapa 2003-2015.
¿Quién dijo que estas razones son sinónimo de "crisis"? En este capítulo se ofrecerá al lector definiciones y conceptos sobre los objetivos de un sistema energético pensado, no ya desde los intereses de accionistas y empresarios, sino desde los del usuario y consumidor.
Se verá entonces que ninguna de las diez razones aludidas por el referido diario y repetidas hasta el hartazgo por Macri, Aranguren, etc., ni juntas ni separadas, constituyen indicadores de una "crisis energética" o de un escenario de "inseguridad energética".
La dependencia de fuentes foráneas (importaciones netas) y las interrupciones en el suministro de energía eléctrica (cortes de luz) sólo ascienden como factores de riesgo energético en determinadas situaciones (por ejemplo, ante un caso de dependencia externa al nivel de las naciones europeas industrializadas y que la Argentina está lejísimos de padecer).
En segundo lugar, y esto es clave, las diez razones esgrimidas pasan por alto la justificación de todo sistema energético: priorizar al ser humano, su bienestar y calidad de vida; servir de instrumento para el desarrollo económico y la industrialización.
Sintetizamos lo anterior en una sola pregunta: ¿La energía para qué y para quiénes? Se leerán en las páginas que siguen sendas definiciones de energía, de seguridad energética y de crisis energética que jamás se escucharon o leyeron en la Argentina.
Al cierre, una propuesta de definición en función de las particularidades, los desafíos y los problemas suscitados a la luz del neoliberalismo en el poder.
La energía y los servicios públicos del gas y la electricidad son un derecho humano, deben estar garantizados por la Constitución Nacional y protegidos por el Estado de las fuerzas de mercado y los empresarios inescrupulosos.
A propósito, se dejó reservado para este último capítulo la cuestión de los "conflictos de interés", indisolubles de la estafa del tarifazo, explicación de fondo de la anarquía energética imperante.
De acuerdo al aparato mediático y político del neoliberalismo, el kirchnerismo nos iba a dejar sin energía, electricidad, petróleo ni gas natural.
Pero el "populismo" había engendrado incluso algo peor: un pueblo derrochador.
El combo explosivo de semejante herencia fue -y continúa siendo- resumida en dos palabras que el neoliberalismo jamás abandonó desde 2003: "crisis energética"; palabras que luego del triunfo electoral reformularon en "pesada herencia energética". ¿Cuáles eran los síntomas específicos de la supuesta crisis?
Los síntomas específicos de la supuesta crisis no eran tales. |
De la estafa electoral a la estafa energética.
En una extensa editorial del diario La Nación de marzo de 2012 titulada "Las razones de la crisis energética", se resumen magistralmente los síntomas de lo que hoy se conoce con el nombre de la "pesada herencia".Y que justificarían la implementación salvaje de las tradicionales recetas de ajuste (bien propias del FMI) en el sector de la energía, precisamente para revertirlos:
1) Pérdida del autoabastecimiento;
2) Consumo doméstico excesivo en un marco de tarifas reguladas (o congeladas) e intervencionismo estatal; 3) Retenciones a las exportaciones de combustibles, petróleo y gas;
3) Divorcio entre los precios de los hidrocarburos argentinos y los precios internacionales;
4) Renacionalización de YPF;
5) Subsidios a la energía;
6) Balanza comercial energética deficitaria;
7) Importaciones netas de gas natural y combustibles derivados del petróleo;
8) Ausencia de estabilidad y seguridad jurídica para "inversores";
9) Crecimiento del Estado y sus empresas en el sector energético, incapacitados de invertir y gestionar, motivados por una incontrolable naturaleza populista y demagoga del entonces gobierno nacional; y
10) cortes de luz.
El diagnóstico de crisis energética.
El diagnóstico de "crisis energética" penetró en la sociedad como por un tubo. La cuestión energética fue punta de lanza del macrismo en su campaña de 2015.
Podría decirse que, en buena medida, ganó por ausencia de tarifazo. Es decir, una importantísima proporción de la sociedad compró el mensaje de que la energía "barata y subsidiada" era equivalente a "crisis" y una autopista al colapso energético (por traslación, al colapso económico).
En igual dirección, creyó que consumir mucha energía era malo, peculiaridad de las naciones más atrasadas del globo. Pero como se verá, las naciones que más energía per cápita consumen son precisamente las más desarrolladas.
Y, desmitificando otra falacia, son también las que más subsidios destinan a sus respectivos sistemas energéticos, en esa preocupación constante de mantener precios baratos de la energía para hacer de sus aparatos productivo e industrial unos de alta competitividad en un comercio mundial cada vez más complejo, exigente y concentrado.
Leer también: El medio pelo en la sociedad argentina del siglo XXI y el recuerdo de Arturo Jauretche.En los capítulos anteriores repasamos los resultados en materia energética de los gobiernos entre 2003 y 2015, enmarcándolos en las últimas tres décadas.
El sector sacará sus conclusiones al respecto, pero de lo que no pueden quedar dudas, porque son los propios datos publicados por el actual oficialismo los que se encargan de corroborarlo, el modelo energético aplicado durante los doce años de kirchnerismo fue el más eficiente desde 1983 si hemos de enfocar el análisis desde el interés de la ciudadanía, la pequeña y mediana industria y el comercio, un mercado interno sano y vigoroso, etc.
La población compró la mentira de Cambiemos.
Entonces, ¿crisis energética con los Kirchner y por culpa de ellos? La población compró la mentira de Cambiemos porque se le escondieron los resultados de la política energética de los tres gobiernos con anterioridad a Mauricio Macri. Pero compró también, y muy especialmente, porque careció de una definición de la energía acorde a sus intereses y contra la que poder contrastar la crítica neoliberal.
¿Cómo defenderse de una mentira y del inmenso poderío mediático que la multiplica por mil sin la inmunización del conocimiento fundamentado en una conciencia colectiva y popular, en un lenguaje, indicadores y definiciones elaborados desde una genuina defensa de la seguridad jurídica ciudadana?
Regresemos a los síntomas esgrimidos por el diario La Nación que justifican el diagnóstico de "crisis energética" para la etapa 2003-2015.
La población compró la mentira de Cambiemos porque se le escondieron los resultados de la política energética. |
¿Quién dijo que estas razones son sinónimo de "crisis"? En este capítulo se ofrecerá al lector definiciones y conceptos sobre los objetivos de un sistema energético pensado, no ya desde los intereses de accionistas y empresarios, sino desde los del usuario y consumidor.
Se verá entonces que ninguna de las diez razones aludidas por el referido diario y repetidas hasta el hartazgo por Macri, Aranguren, etc., ni juntas ni separadas, constituyen indicadores de una "crisis energética" o de un escenario de "inseguridad energética".
La dependencia de fuentes foráneas (importaciones netas) y las interrupciones en el suministro de energía eléctrica (cortes de luz) sólo ascienden como factores de riesgo energético en determinadas situaciones (por ejemplo, ante un caso de dependencia externa al nivel de las naciones europeas industrializadas y que la Argentina está lejísimos de padecer).
Priorizar al ser humano, su bienestar y calidad de vida.
En segundo lugar, y esto es clave, las diez razones esgrimidas pasan por alto la justificación de todo sistema energético: priorizar al ser humano, su bienestar y calidad de vida; servir de instrumento para el desarrollo económico y la industrialización.
Sintetizamos lo anterior en una sola pregunta: ¿La energía para qué y para quiénes? Se leerán en las páginas que siguen sendas definiciones de energía, de seguridad energética y de crisis energética que jamás se escucharon o leyeron en la Argentina.
Al cierre, una propuesta de definición en función de las particularidades, los desafíos y los problemas suscitados a la luz del neoliberalismo en el poder.
La energía y los servicios públicos del gas y la electricidad son un derecho humano, deben estar garantizados por la Constitución Nacional y protegidos por el Estado de las fuerzas de mercado y los empresarios inescrupulosos.
A propósito, se dejó reservado para este último capítulo la cuestión de los "conflictos de interés", indisolubles de la estafa del tarifazo, explicación de fondo de la anarquía energética imperante.
fuente: Oetec.org
Crisis energética se refiere a la escasez de fuentes de energía destinadas a sostener el desarrollo económico. Ahì está el error de Cambiemos.
ResponderEliminar@Fausto Baccino. En efecto. En términos generales, se caracteriza por un incremento del precio del petróleo y el carbón, así como por la limitación del suministro de combustible. En los casos extremos, los consumidores deberán reducir el consumo y la actividad económica se desacelera debido a la falta de energía.
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