El juego de las alianzas a nivel político, ese constante tome y traiga como se decía hace muchos años era un factor totalmente desconocido en la historia política de la Argentina.
Un país caracterizado a través de toda su historia por la bipolaridad partidaria que dominó la escena política del último siglo: izquierda (peronismo) versus derecha (conservadorismo o, usando un término de voga actualmente, neoliberalismo).
Las alianzas políticas han representado a lo largo de la historia constitucional y republicana de muchos países el único elemento capaz de amalganar voluntades para poder gobernar en nombre de las masas populares. Representa la propia definición de la palabra democracia.
En un sentido estricto la democracia es una forma de organización del Estado en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes.
No habla de mayorías ni de minorías. Hay democracia cuando la decisión es adoptada directamente por los miembros del pueblo, mediante plebiscitos y referéndums vinculantes, elecciones primarias, facilitación de la iniciativa legislativa popular y votación popular de leyes.
Italia es tal vez el ejemplo europeo más palpable. Constantes alianzas, entremezcladas entre sí, han sido durante años el único modo para garantizar la gobernabilidad.
Pero también Francia, España, Portugal y varios países del norte europeo han tenido que recurrir frecuentemente a alianzas para poder gobernar, especialmente porque el mandato de gobernar es delegado en un Primer Ministro y el verdadero presidente asume un rol más simbólico que efectivo.
El verdadero rol de las actuales alianzas en la política argentina tiene como objetivo (al contrario de lo que ocurre en los casos citados anteriormente) no el reforzar su propia fuerza política sino el de debilitar la fuerza del oponente.
Es evidente que la estrategia de Cristina Fernández al incorporar a Sergio Massa como aliado no ha sido tanto pensando en los votos que el tigrense podía sumar a su plataforma electoral sino en los votos que podía restarle al macrismo en un eventual (y más que concreto) ballotaje en las elecciones de octubre. O mejor dicho pensando en ambas cosas.
Pero aparte de eso la ex-mandataria, en una acción fulminante, logró lo que la actual oposición no había logrado en los cuatro años de gestión del actual gobierno: dividir y debilitar la fuerza del oponente.
Lo que parecía un grupo compacto y unido se ha desintegrado en el curso de 72 hs.
Fue casual la entrevista televisiva a Alberto Fernández y su mención a Sergio Massa invitándolo a tomar un cafè?
Evidentemente no.
Fue casual la decisión de Massa (detractor del kirchnerismo y aliado de Macri durante el actual mandato) de formar una alianza 24 hs después?
Absolutamente no.
Todo ello 72 hs antes de cerrar la lista de las alianzas.
Alternativa Federal ya no existe.
El grupo político cuyos integrantes fueron determinantes en el triunfo de Macri en el ballotaje después de haber perdido en la primera rueda en el año 2015 ha quedado desintegrado, destruído por una lucha interna que nadie sospechaba.
Solo Juan Schiaretti en Córdoba parece mantener su posición, entre ambigua y expectante. Esperando en un electorado centrista que tiene un caudal electoral muy escaso.
Especulación con miras a un eventual ballotaje?
En el juego de las alianzas todo es posible.
Massa con Fernández-Fernández; Urtubey que define su propio accionar y se une con Lavagna en una alianza que parece más simbólica que real; Pichetto que se sube al carro de un Mauricio Macri con más capricho que racionalidad que no quiere resignar posibilidades a pesar de una imagen muy negativa ni siquiera a favor de María Eugenia Vidal, marcan elementos impensables a inicios de año.
El juego de las alianzas recién comenza. Aunque todo indica que las cartas ya están jugadas, arriba de la mesa. Solo hay que darlas vuelta para conocer su verdadero valor.
«Divide y reinarás», frase atribuido a Filipo de Macedonia padre de Alejandro Magno y también al emperador romano Julio César resume la estrategia con la que algunos gobernantes han atrapado el poder de su pueblo.
Un país caracterizado a través de toda su historia por la bipolaridad partidaria que dominó la escena política del último siglo: izquierda (peronismo) versus derecha (conservadorismo o, usando un término de voga actualmente, neoliberalismo).
Las alianzas políticas han representado a lo largo de la historia constitucional y republicana de muchos países el único elemento capaz de amalganar voluntades para poder gobernar en nombre de las masas populares. Representa la propia definición de la palabra democracia.
El juego de las alianzas para atrapar el poder del pueblo. |
Divide y reinarás, estrategias y alianzas para atrapar el poder del pueblo.
En un sentido estricto la democracia es una forma de organización del Estado en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes.
No habla de mayorías ni de minorías. Hay democracia cuando la decisión es adoptada directamente por los miembros del pueblo, mediante plebiscitos y referéndums vinculantes, elecciones primarias, facilitación de la iniciativa legislativa popular y votación popular de leyes.
Alianzas europeas.
Italia es tal vez el ejemplo europeo más palpable. Constantes alianzas, entremezcladas entre sí, han sido durante años el único modo para garantizar la gobernabilidad.
Pero también Francia, España, Portugal y varios países del norte europeo han tenido que recurrir frecuentemente a alianzas para poder gobernar, especialmente porque el mandato de gobernar es delegado en un Primer Ministro y el verdadero presidente asume un rol más simbólico que efectivo.
Alianzas argentinas.
El verdadero rol de las actuales alianzas en la política argentina tiene como objetivo (al contrario de lo que ocurre en los casos citados anteriormente) no el reforzar su propia fuerza política sino el de debilitar la fuerza del oponente.
Es evidente que la estrategia de Cristina Fernández al incorporar a Sergio Massa como aliado no ha sido tanto pensando en los votos que el tigrense podía sumar a su plataforma electoral sino en los votos que podía restarle al macrismo en un eventual (y más que concreto) ballotaje en las elecciones de octubre. O mejor dicho pensando en ambas cosas.
Pero aparte de eso la ex-mandataria, en una acción fulminante, logró lo que la actual oposición no había logrado en los cuatro años de gestión del actual gobierno: dividir y debilitar la fuerza del oponente.
Lo que parecía un grupo compacto y unido se ha desintegrado en el curso de 72 hs.
Fue casual la entrevista televisiva a Alberto Fernández y su mención a Sergio Massa invitándolo a tomar un cafè?
Evidentemente no.
Fue casual la decisión de Massa (detractor del kirchnerismo y aliado de Macri durante el actual mandato) de formar una alianza 24 hs después?
Absolutamente no.
Todo ello 72 hs antes de cerrar la lista de las alianzas.
Leer también: Elecciones 2019: todos los resultados en cada provincia argentina y la campaña del miedo.Quieren quieran creer en las coincidencias pueden hacerlo. Quienes también sostengan que fue fruto de una acción estratégica de la ex-mandataria para romper el frente opositor pueden también teorizar su posición. Y creo que están mucho más cerca de la realidad.
Una alternativa federal.
Alternativa Federal ya no existe.
El grupo político cuyos integrantes fueron determinantes en el triunfo de Macri en el ballotaje después de haber perdido en la primera rueda en el año 2015 ha quedado desintegrado, destruído por una lucha interna que nadie sospechaba.
Solo Juan Schiaretti en Córdoba parece mantener su posición, entre ambigua y expectante. Esperando en un electorado centrista que tiene un caudal electoral muy escaso.
Especulación con miras a un eventual ballotaje?
En el juego de las alianzas todo es posible.
Massa con Fernández-Fernández; Urtubey que define su propio accionar y se une con Lavagna en una alianza que parece más simbólica que real; Pichetto que se sube al carro de un Mauricio Macri con más capricho que racionalidad que no quiere resignar posibilidades a pesar de una imagen muy negativa ni siquiera a favor de María Eugenia Vidal, marcan elementos impensables a inicios de año.
El juego de las alianzas recién comenza. Aunque todo indica que las cartas ya están jugadas, arriba de la mesa. Solo hay que darlas vuelta para conocer su verdadero valor.
Divide et Impera.
«Divide y reinarás», frase atribuido a Filipo de Macedonia padre de Alejandro Magno y también al emperador romano Julio César resume la estrategia con la que algunos gobernantes han atrapado el poder de su pueblo.
El plazo para definir las listas de pre candidaturas vencerá el próximo 22 de junio por lo que el lugar que ocupará Massa en el frente no se conocería hasta la próxima semana.
ResponderEliminar@Fausto Baccino. Obviamente el artículo se refiere a las principales alianzas. Faltarían considerar: el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) que llevará a las PASO, como precandidatos a la presidencia, a Nicolás del Caño (PTS) y Romina del Plá (PO) y el Frente Despertar que postula al ultraortodoxo economista José Luis Espert, junto a los presidentes de la UCEDE, Gonzalo Mansilla de Souza y de UNIR, Alberto Asseff.
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