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Mostrando las entradas etiquetadas como Volcanes

La subyugante atracción del volcán y el lago Copahue.

La subyugante atracción del volcán y el lago Caviahue, un escenario perfecto para las cabalgatas, el trekking, travesías en 4x4, rafting y baños termales. Bajo la nieve, el fuego. En la Cordillera de los Andes, al noroeste de la provincia de Neuquén el volcán Copahue.  A sus pies, un lago azul metálico y la plácida villa de Caviahue, casas sobre paños verdes de césped y entre araucarias. En los últimos años se monta en el lugar una infraestructura para recibir bien a los visitantes. El invierno es la temporada más concurrida, pero la comarca del volcán es tan atractiva en verano como en invierno. Aterrizamos en el aeropuerto de la ciudad de Neuquén, y otro vuelo en un pequeño bimotor, rumbo a la Cordillera, nos depositó en Loncopué, cerca de Caviahue. Desde el aire vemos aparecer un arroyo, montañas, un valle, otro valle y –haciendo guardia en el horizonte– las imperiales montañas nevadas, veladas por el azul de la atmósfera. Finalmente, vemos el lago, espejo cercano del cielo

Aventuras entre nieves eternas, al pie del Copahue.

La subyugante atracción del volcán y el lago Caviahue, un escenario perfecto para las cabalgatas, el trekking, travesías en 4x4, rafting y baños termales. Bajo la nieve, el fuego. En la Cordillera de los Andes, al noroeste de la provincia de Neuquén el volcán Copahue. A sus pies, un lago azul metálico y la plácida villa de Caviahue, casas sobre paños verdes de césped y entre araucarias. En los últimos años se monta en el lugar una infraestructura para recibir bien a los visitantes. El invierno es la temporada más concurrida, pero la comarca del volcán es tan atractiva en verano como en invierno. Aterrizamos en el aeropuerto de la ciudad de Neuquén, y otro vuelo en un pequeño bimotor, rumbo a la Cordillera, nos depositó en Loncopué, cerca de Caviahue. Desde el aire vemos aparecer un arroyo, montañas, un valle, otro valle y –haciendo guardia en el horizonte– las imperiales montañas nevadas, veladas por el azul de la atmósfera. Finalmente, vemos el lago, espejo cercano del cielo en el que

Enorme y variado es el octavo país más grande del mundo con una geografía tan exhuberante como generosa.

Enorme y variado. Así es este país que nació a la vida independiente hace doscientos años y se gestó tras sucesivas influencias étnicas y culturales. A sus pobladores autóctonos -cuyos orígenes datan de hace 15 milenios- se sumaron, paulatinamente, los colonos europeos, quienes arribaron a sus costas en el siglo XVI con afán expedicionario primero y con determinación residente después. Hasta bien entrado el siglo XX, esta nación ha sido receptora de extranjeros, que por un motivo o por otro acabaron echando sus raíces en un suelo al que, ante todo, vislumbraron como fértil. Y lo era. En sus casi tres millones de kilómetros cuadrados, el octavo país más grande del mundo supo ser el nuevo hogar de españoles, italianos, alemanes, judíos e ingleses, que lograron convivir y acrisolarse en una geografía tan exhuberante como generosa. Igual que su sociedad. Muchas han sido -y son- las caras de este país, polifacético donde los haya, con el perfil esculpido a golpe de cincel cosmopolita. Pero