El Cabildo de Buenos Aires es un edificio público que se utilizaba como recinto de las autoridades virreinales. Fue la unidad de administración política, judicial y económica de España hasta 1822. Desde 1608 hasta 1940 ha sufrido diversas modificaciones estructurales. Se encuentra emplazado frente a la Plaza de Mayo.
El 3 de marzo de 1608 y ante la ausencia de un edificio propio, el alcalde Manuel de Frías propuso la necesidad de construir un cabildo. Este se financiaría por medio de nuevos impuestos a las naves que entraban y salían del puerto de Buenos Aires. Su construcción finalizó hacia 1610, aunque al poco tiempo comenzaron varias remodelaciones a su forma original que terminarían después de 200 años.
En 1612 concluyeron las obras de las Casas del Cabildo, que incluían un solar y locales que luego se alquilarían. Después de dos años, y debido a la cantidad de presos alojados, el Cabildo resulto chico, con lo cual las reuniones de autoridades se realizaron en la casa del gobernador y posteriormente en el fuerte. Debido a que durante varios años no se hizo un mantenimiento del edificio, pronto se lo vio en ruinas.
Segunda construcción.
En mayo de 1682, las autoridades propusieron la construcción de un edificio de dos plantas, que contendría:
Planta alta: Sala Capitular y Archivo.
Planta baja: cárcel para personas privilegiadas, calabozos comunes para hombres y otro para mujeres, cuarto para vigilancia, habitaciones para jueces y escribanos.
El 23 de julio de 1725 comienza la construcción del nuevo edificio que se vio suspendida en 1728. En agosto de 1731 se reiniciaron las obras que nuevamente se suspendieron en 1732 por falta de presupuesto. En 1764, se da por terminada la torre del Cabildo, aunque en el momento de producirse la Revolución de Mayo, en 1810, el edificio aún no se hallaba integramente terminado.
Cárcel.
Luego de su construcción, el Cabildo fue utilizado como recinto para las autoridades y como cárcel, ya que no existía otro lugar donde alojar a los presos, y se mantuvo así hasta la construcción de una nueva unidad donde alojar a los penados.
Torre del Cabildo.
En 1880, el arquitecto Pedro Benoit elevó la torre diez metros y colocó una cúpula azulejada. En esta reforma el techo perdió sus tradicionales tejas. Esta torre elevada fue demolida en 1889.
Demolición parcial del Cabildo.
El segundo edificio contaba con once arcos en cada planta. Pero en 1894, debido a la apertura de la Avenida de Mayo, se tuvo que demoler un costado del Cabildo, con lo cual desaparecieron los tres arcos del lado norte. La armonía edilicia había desaparecido hasta que en 1931 se demolieron los tres arcos del lado sur para abrir la diagonal Julio A. Roca.
Edificio actual.
De los once arcos originales, solamente quedaron cinco. Según el historiador Enrique de Gandía, el Cabildo no fue demolido gracias a los esfuerzos del diputado nacional Tomás Santa Coloma y de su hijo Federico Santa Coloma Brandsen, segundo Director del Museo Histórico Nacional.[1] En 1940, el arquitecto Mario Buschiazzo reconstruyó el aspecto del Cabildo colonial, basándose en diversos documentos históricos. Fueron reparados la torre, los tejados, las herrerías y la carpintería.
Museo Nacional del Cabildo.
En el interior del Cabildo se encuentra el Museo Nacional del Cabildo y la Revolución de Mayo, donde se exhiben cuadros, retratos, piezas y joyas del siglo XVIII, el arca fiscal de Caudales, la imprenta que fuese instalada por el virrey Juan José de VértizInvasiones inglesas), y en el patio puede observarse un aljibe de 1835, que pertenecía a la casa natal de Manuel Belgrano, político, militar y creador de la bandera argentina. en la Casa de los Niños Expósitos, la lámina de Oruro obsequiada al Cabildo en ocasión de la victoria de 1807 frente a los ingleses.
El Cabildo es un edificio recuperado como un museo del siglo XXI y es el único testigo arquitectónico civil de los 200 años de vida independiente del país.
Como parte de las obras del Bicentenario, el 23 de mayo de 2010 finalizó la puesta en valor y nuevo guión museológico del Museo Histórico del Cabildo y de la Revolución de Mayo, dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación.
Con una inversión de 3.146.000 pesos, el histórico edificio y centro neurálgico de los acontecimientos de Mayo de 1810, ha sido dotado de un nuevo diseño museográfico y se han habilitado espacios que plantean la revalorización de los bienes exhibidos con un mensaje más claro para los visitantes.
Entre las novedades, se incorporaron modernos sistemas interactivos de comunicación que favorecen la participación del público. Desde su reapertura, en la Semana de Mayo, ya pasaron 26.784 visitantes, el doble que durante todo mayo de 2009.
Por primera vez en su historia, el público podrá acceder al balcón principal del edificio y visitar todas sus salas además de ver sus históricos túneles, a través de una cámara subterránea.
El nuevo guión también cuenta con dos pantallas que les permiten a los visitantes interactuar con la imagen del famoso cuadro del 22 de mayo y con un mapa con los puntos geográficos más importantes de la ciudad en los febriles días de la Revolución de Mayo.
También se realizaron tareas de conservación y restauración de las piezas en exposición que fueron dotadas de nuevos soportes y exhibidores. Entre las obras más importantes, se destacan la puesta en valor de los techos de tejas; la reparación de revoques y pintura a la cal del edificio; la restauración de carpinterías de madera, umbrales de accesos, descansos de escalera y elementos de herrería; la puesta en valor integral de los espacios exteriores del predio; la renovación de todo el sistema de iluminación y del proyecto museográfico como la puesta en valor del acervo museal; y por último, la provisión de equipamiento tecnológico de apoyo para la exposición. Asimismo, se implementó un nuevo sistema de accesibilidad para personas con mobilidad reducida.
La administración de la obra se llevó a cabo a través de la Oficina para Proyectos de las Naciones Unidas (UNOPS), organismo que se encargó del proceso licitatorio con fondos de la Secretaría de Cultura de la Nación.
El 3 de marzo de 1608 y ante la ausencia de un edificio propio, el alcalde Manuel de Frías propuso la necesidad de construir un cabildo. Este se financiaría por medio de nuevos impuestos a las naves que entraban y salían del puerto de Buenos Aires. Su construcción finalizó hacia 1610, aunque al poco tiempo comenzaron varias remodelaciones a su forma original que terminarían después de 200 años.
En 1612 concluyeron las obras de las Casas del Cabildo, que incluían un solar y locales que luego se alquilarían. Después de dos años, y debido a la cantidad de presos alojados, el Cabildo resulto chico, con lo cual las reuniones de autoridades se realizaron en la casa del gobernador y posteriormente en el fuerte. Debido a que durante varios años no se hizo un mantenimiento del edificio, pronto se lo vio en ruinas.
En mayo de 1682, las autoridades propusieron la construcción de un edificio de dos plantas, que contendría:
Planta alta: Sala Capitular y Archivo.
Planta baja: cárcel para personas privilegiadas, calabozos comunes para hombres y otro para mujeres, cuarto para vigilancia, habitaciones para jueces y escribanos.
El 23 de julio de 1725 comienza la construcción del nuevo edificio que se vio suspendida en 1728. En agosto de 1731 se reiniciaron las obras que nuevamente se suspendieron en 1732 por falta de presupuesto. En 1764, se da por terminada la torre del Cabildo, aunque en el momento de producirse la Revolución de Mayo, en 1810, el edificio aún no se hallaba integramente terminado.
Luego de su construcción, el Cabildo fue utilizado como recinto para las autoridades y como cárcel, ya que no existía otro lugar donde alojar a los presos, y se mantuvo así hasta la construcción de una nueva unidad donde alojar a los penados.
En 1880, el arquitecto Pedro Benoit elevó la torre diez metros y colocó una cúpula azulejada. En esta reforma el techo perdió sus tradicionales tejas. Esta torre elevada fue demolida en 1889.
Demolición parcial del Cabildo.
El segundo edificio contaba con once arcos en cada planta. Pero en 1894, debido a la apertura de la Avenida de Mayo, se tuvo que demoler un costado del Cabildo, con lo cual desaparecieron los tres arcos del lado norte. La armonía edilicia había desaparecido hasta que en 1931 se demolieron los tres arcos del lado sur para abrir la diagonal Julio A. Roca.
Edificio actual.
De los once arcos originales, solamente quedaron cinco. Según el historiador Enrique de Gandía, el Cabildo no fue demolido gracias a los esfuerzos del diputado nacional Tomás Santa Coloma y de su hijo Federico Santa Coloma Brandsen, segundo Director del Museo Histórico Nacional.[1] En 1940, el arquitecto Mario Buschiazzo reconstruyó el aspecto del Cabildo colonial, basándose en diversos documentos históricos. Fueron reparados la torre, los tejados, las herrerías y la carpintería.
Museo Nacional del Cabildo.
El Cabildo es un edificio recuperado como un museo del siglo XXI y es el único testigo arquitectónico civil de los 200 años de vida independiente del país.
Como parte de las obras del Bicentenario, el 23 de mayo de 2010 finalizó la puesta en valor y nuevo guión museológico del Museo Histórico del Cabildo y de la Revolución de Mayo, dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación.
Con una inversión de 3.146.000 pesos, el histórico edificio y centro neurálgico de los acontecimientos de Mayo de 1810, ha sido dotado de un nuevo diseño museográfico y se han habilitado espacios que plantean la revalorización de los bienes exhibidos con un mensaje más claro para los visitantes.
Entre las novedades, se incorporaron modernos sistemas interactivos de comunicación que favorecen la participación del público. Desde su reapertura, en la Semana de Mayo, ya pasaron 26.784 visitantes, el doble que durante todo mayo de 2009.
Por primera vez en su historia, el público podrá acceder al balcón principal del edificio y visitar todas sus salas además de ver sus históricos túneles, a través de una cámara subterránea.
También se realizaron tareas de conservación y restauración de las piezas en exposición que fueron dotadas de nuevos soportes y exhibidores. Entre las obras más importantes, se destacan la puesta en valor de los techos de tejas; la reparación de revoques y pintura a la cal del edificio; la restauración de carpinterías de madera, umbrales de accesos, descansos de escalera y elementos de herrería; la puesta en valor integral de los espacios exteriores del predio; la renovación de todo el sistema de iluminación y del proyecto museográfico como la puesta en valor del acervo museal; y por último, la provisión de equipamiento tecnológico de apoyo para la exposición. Asimismo, se implementó un nuevo sistema de accesibilidad para personas con mobilidad reducida.
La administración de la obra se llevó a cabo a través de la Oficina para Proyectos de las Naciones Unidas (UNOPS), organismo que se encargó del proceso licitatorio con fondos de la Secretaría de Cultura de la Nación.
Lindo o feo es uno de nuestros principales símbolos nacionales y nunca lo hemos valorado suficientemente, ni siquiera a nivel turístico. En otros países, europeos por ejemplo como en Italia es el Coliseo, atraería un sinfín de turistas y consecuentemente de divisas.
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