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Mostrando las entradas etiquetadas como Fiestas Populares

Objetos representativos del folklore argentino: el lazo.

El Lazo.      No es, como las boleadoras, privativo de la región del Río de la Plata ya que es utilizado en una gran cantidad de países americanos. Podría afirmarse que su origen es europeo y más precisamente de la península hibérica, debido a su uso en las faenas taurinas. También podría ser - con menor probabilidad - producto de una adaptación de ese uso para emplearlo con animales domésticos transformados en montaraces, en el continente americano ya que los marinos eran diestros en la manipulación de cuerdas. El lazo es una larga tira - entre 17 y 20 m. - de cuero crudo, torcida o trenzada en redondo (de dos a ocho tientos usualmente trenzados en forma romboidal de sección redonda) generalmente de cuero de burro, debido a su resistencia. En un extremo lleva una presilla que se sujeta a la asidera (*) - una pieza corta de cuero rematada en argolla, del lado derecho de la encimera de la cincha o del cinchón - o pegual del recado de montar. En el otro extremo - yapa del lazo -

Objetos representativos dl folklore argentino: las boleadores y el cuchillo.

Las boleadoras. Fueron tan importantes en la cultura gauchesca como para recibir el nombre de Tres Marías . De entre todos los utensilios para caza o armas utilizados en la campaña, ninguno más característico, más propio, más diferencial que la boleadora. Junto al chiripá, la bota de potro y el poncho, constituyen los cuatro ángulos más salientes y aparentes de su personalidad exterior. Los españoles - y los europeos en general - desconocían totalmente su uso. Es herencia cultural que las tribus autóctonas sudamericanas de la región platense dejan al gaucho, ese europeo rebarbarizado que, enfrentado con un paisaje nuevo, hostil, en muchos aspectos regresa y a la vez se adapta a él.  Su zona de influencia en Argentina se ubica en las regiones sureñas y pampeanas mesopotámicas y litoráneas y en las llanuras verdes. Los indígenas utilizaban la de una sola bola. La que normalmente utilizó el gaucho - desde el s. XVIII en que adquirió su máxima jerarquía - para capturar el ganado d

Objetos representativos del folklore argentino: la carreta.

Su origen se remonta a fines del s XVI y la diferenciaban de la española, un conjunto de particularidades impuestas por las distintas condiciones del medio, las distancias que debían recorrer, el objeto de sus viajes, cargas y pasajeros y por los materiales con que estaban construídas.    Era un carro muy grande, tirado por bueyes. Constaba de dos ruedas de más de 2m de altura con una maza gruesa de aproximadamente 0,60m como centro. El eje medía poco más de 3m y sobre el mismo apoyaba el lecho o cajón del vehículo, compuesto por una viga llamada pértigo de unos 6,30m de longitud, acompañada por otras dos de 3,80m unidas en el pértigo por las teleras (especie de varas).  El cajón medía menos de 1,50m y sobre su plano se clavaban, en cada costado, tres estacas que soportaban un arco de madera fina arqueado que oficiaba de techo, cubierto con cueros de buey o toro, cosidos. Los costados se cubrían con tejido de simbol o totora y constaban de pequeñas ventanas de ventilación. El quinch

Objetos representativos del folklore argentino: el caballo.

El caballo ha sido en Argentina, el vehículo del hombre de campo para su traslado - puede andar unos 50 km diarios - y un elemento indispensable para muchas faenas rurales (enlazado, arreo, etc).  Aún hoy continúa siéndolo, aunque en escala más reducida.  Fue introducido desde España directamente a la zona del Río de La Plata, primeramente por Don Pedro de Mendoza (1535) y luego por Álvar Núñez Cabeza de Vaca. Desde Charcas, Diego de Rojas lo llevó en 1548 a Tucumán y Jerónimo Luis de Cabrera en 1573 , hacia Córdoba y Santa Fe. Esta ciudad también lo recibió,desde el Paraguay, en este último año. Paraguay también proveyó los caballos que Garay llevó a Buenos Aires en 1580, los que Alonso de Vera y Aragón utilizó para fundar Concepción del Bermejo en 1587 y los usados por Juan Torres de Vera y Aragón para la fundación de Corrientes en 1588. Desde Chile los trajeron - en 1561 - Francisco de Aguirre, Castillo y otros.  El caballo criollo está indisolublemente unido a la historia ar

Objetos representativos del folklore argentino: los aperos.

Apero y recado tenían, primitivamente, el mismo significado: designaban al conjunto de piezas que constituyen el atalaje del caballo.  Luego, mientras el primero (término ligado a los aperos de labranza de los primeros colonos) no cambió su valor, el segundo (término más culto para definir al conjunto de objetos necesarios para hacer ciertas cosas) pasó a definir a la prenda principal del apero: el recado, en el que se encuentran la brida y las sogas. En la Provincia de Buenos Aires, al apero se de lo denomina recado; en Corrientes, Calcha y en Cuyo Avío. En la Argentina se conocieron ocho clases principales de aperos, llamados lomillo ( o basto de cabezadas), bastos (o recado porteño), sirigote (o recado entrerriano), malabrigo (o montura correntina), recado cordobés, apero salteño, recado mendocino y montura malvinera (o cangalla chilena). Conjunto de prendas (desde el lomo hacia arriba). Sudadera: se utiliza para absorber el sudor del animal. Usualmente de tela o de un cue

Danzas populares argentinas.

La cultura es unidad profunda entre lo recibido y el espíritu. Así, lo que llega al folklore, es lo íntimamente incrustado en el alma popular, lo decantado, lo acendrado.  Todo lo cual tiene a la postre un sello, un cuño, que denota la incorporación; la fisonomía física típica, inconfundible, de cada expresión folklórica.  En esto reside "lo nuestro" y no en la procedencia de sus elementos.  La clave estará dada por su asimilación funcional a una cultura típica y característica, ya sean aquéllos heredados o imitados y no sólo por su procedencia local. Augusto Raúl Cortazar El fandango Aires Amores Arunguita Bailecito Calandria Caramba Carnavalito Cielito de la Patria Condición Cuando Cueca Chacarera Chamamé Chamarrita Danza de las Cintas Ecuador Escondido Firmeza Gato    Gato Correntino Huella Jota Cordobesa Lorencita Llanto Malambo Mariquita Maro

Llega el verano y se multiplican los festivales de folklore.

Además del tradicional Festival de Cosquín, tallan fuerte el de Chamamé en Corrientes, el de Doma y Folklore en Jesús María, el de La Chaya en La Rioja y el de Malambo en Laborde. Pero no es todo: también hay otros multitarget y numerosas fiestas provinciales. Es un clásico: cada año, cuando la pantalla de Crónica TV anuncia en placa roja que Estalló el verano, eso significa al menos dos cosas: la primera, que el televidente conoce ya de sobra ese estallido, porque lo ha experimentado en carne propia, en forma de sensación térmica. La segunda, que es tiempo de festivales folklóricos, a lo largo y ancho del país. Y como muchos de esos festivales están ligados a ese difuso ser identitario de eso que se autodenomina “el campo”, enunciado desde las llanuras o las sierras gringas y chacareras argentinas, la prosperidad de estos megaeventos está directamente relacionada con la prosperidad de ese “campo argentino”. A veces, tratándose de eventos en su mayoría sostenidos por el Estado, con

Ofrenda a la Pachamama, fiesta en San Antonio de los Cobres.

Crónica de un viaje a San Antonio de los Cobres, en la Puna salteña, para participar de los festejos por el mes de la Madre Tierra. Ritos y costumbres de una celebración ancestral que se vive con la intensidad y fuerza de un sentimiento intacto, a pesar del paso de los siglos y las civilizaciones.“Hoy me pongo muy sentimental porque yo la quiero mucho a la Pachamama. Me emociono. Para mí la Pachamama es todo”, confiesa Siméon Choque, o simplemente “El Perro”, como lo conocen todos por aquí, en San Antonio de los Cobres. El hombre pasó la noche en vela entre coplas y vinos, preparando el locro típico con el que agasajó a una treintena de invitados para el inicio de la Fiesta Nacional de la Pachamama, que arrancó el 4 de agosto en este pueblo enclavado en el corazón de la puna salteña, a 3500 metros de altura. En Salta, los festejos en honor a la Madre Tierra se extienden hasta el 31 de agosto, día de la ceremonia final en Tolar Grande, otro poblado aún más lejano y apartado de este de