Desde que se comenzó a construir en 1935 la ruta cambió varias veces de recorrido.
El 20 de mayo de 2005 la Dirección Nacional de Vialidad y su par jujeña firmaron un convenio por el que se traspasan tramos de las rutas provinciales 85, 70, 74, 7, 64, 65 y 5 a la Nación para construir el llamado "corredor minero", que se convertía así en el nuevo recorrido de la Ruta Nacional 40 más hacia el oeste de la provincia.
Dicho convenio fue refrendado por Ley Provincial 5520.
El nuevo trazado causó diferencias entre las provincias de Salta y Jujuy, por lo que la obra de pavimentación está detenida hasta que se determine el recorrido definitivo.
Norte.
Los primeros poblados del itinerario merecen un pequeño desvío por la Ruta Nacional 60 que conduce hasta Tinogasta y Fiambalá, dos pueblos ubicados en un valle de montañas y puna, con propuestas termales, rurales, culturales y de aventura.
Tinogasta es una urbe de orígenes diaguitas, área de cultivo de viñas, olivares y alfalfares. Entre los sitios recomendados para visitar figuran los Museos Arqueológicos Robaudi y Alanis; y la histórica Casona de la Familia Orella. Una de las excursiones imperdibles es la Ruta del Adobe hasta Fiambalá y la Ruta Provincial 45 que llega hasta el Paso San Francisco, en la frontera con Chile, a unos 4750 metros de altura.
En Fiambalá, se destaca un complejo termal ubicado sobre una quebrada con paredes de granito de hasta 100 metros de altura. Allí, se visita también el Mercado Artesanal, el Museo del Hombre, la Comandancia de Armas y la Bodega San Diego. En cuanto a las actividades sobresalen el sandboard en Tatón y cabalgatas o ascensos de trekking al Monte Pissis, Ojos del Salado e Incahuasi.
De regreso a la Ruta Nacional 40 se accede a las localidades de Londres y Belén. La primera destaca por sus edificaciones antiguas y, Belén por sus paisajes de montaña, artesanías, cultivos, ponchos y cultura ancestral en sitios arqueológicos como las Ruinas Incas de El Shincal.
En este punto del viaje, se recomienda un desvío hacia Antofagasta de la Sierra, donde inmensidad, volcanes y salares se adueñan del paisaje. El viajero encuentra allí varios sitios arqueológicos: el Salar del Hombre Muerto; los yacimientos La Alumbrera y Coyparcito; y las pictografías del Campo de las Tobas. Se suman como atractivos el Volcán Galán -cuya caldera es la más grande del mundo- y la Laguna Grande, poblada de flamencos rosados.
El viaje continúa en dirección a los Valles Calchaquíes y se detiene en Santa María, un antiguo poblado de Yokaviles que alberga el Cerro Pintado, el Pueblo Histórico de Fuerte Quemado; Loma Rica; y la Quebrada de Jujuil, que marca el fin del circuito catamarqueño.
El itinerario tucumano empieza por Amaicha del Valle, a tan sólo 164 kilómetros de la Capital provincial, caracterizada por su Fiesta Nacional de la Pachamama cada mes de agosto; exquisiteces regionales; “vinos pateros”; y tejidos de alpaca. El poblado conserva las tradiciones diaguitas.
Luego llegan las Ruinas de Quilmes, considerado el asentamiento humano prehispánico más grande de la Argentina, donde el viajero encuentra un Museo, grandes terrazas escalonadas y artesanos en piedra, madera y cestería de poleo.
Y a través del Abra del Infiernillo se accede a Tafí del Valle, uno de los principales centros turísticos de Tucumán a 1976 metros de altura sobre el nivel del mar.
En el corazón de los Valles Calchaquíes el primer destino es Cafayate, distinguido por su elaboración de vino, gran cantidad de bodegas, plantaciones frutales y artesanías en tapiz, plata y cestería. Los atractivos ineludibles son: el Museo del Vino y el Arqueológico; el camino a Los Médanos; y la Quebrada de las Conchas.
El camino continúa por San Carlos, una antigua población de estilo colonial; Angastaco y un paseo imperdible por la Quebrada de las Flechas; el Parque Nacional Los Cardones; y la localidad de Molinos, distinguida por sus casas de adobe, una vieja iglesia de estilo cuzqueño y excelentes pesqueros en la Laguna de Brealito.
Las siguientes paradas se realizan en Cachi, encantador pueblito norteño de origen precolombino ideal para el turismo de aventura y arqueológico; en Payogasta, donde se degustan los mejores quesos de cabra; y en La Poma, al pie de los Volcanes Gemelos.
Muy cerca de los 5 mil metros de altura aparece Abra del Acay, el paso carretero más alto del país, donde la Ruta 40 empieza a despedirse de los encantos salteños.
El último destino del itinerario es San Antonio de los Cobres, un pueblo puneño reconocido por sus mujeres tejedoras y por ser una de las paradas oficiales del famoso Tren de las Nubes, que parte desde Salta Capital y atraviesa el Viaducto la Polvorilla.
A escasos 39 kilómetros de la Capital provincial comienza el circuito que se adentra en la Quebrada de Humahuaca, con paradas imperdibles en Purmamarca, a unos 2200 metros de altura, desde donde se accede también al Paso de Jama; Tilcara, la capital arqueológica de Jujuy famosa por su Pucará, vinos pateros y diversos museos; y Humahuaca, uno de los centros comerciales coloniales más importantes del Alto Perú, reconocida actualmente por sus Carnavales.
El camino se desvía luego hasta Susques, a unos 3600 metros de altura, un antiguo pueblo minero que se destaca por albergar una iglesia de adobe construida en 1670; y las Salinas Grandes, otro de los atractivos provinciales más importantes donde se aprende sobre el proceso de extracción de sal.
Otro de los atractivos internacionales es la Reserva de Biósfera Laguna de los Pozuelos, ideal para el avistaje de aves migratorias acuáticas, entre las que se destaca el flamenco rosado.
Finalmente, el circuito alcanza el punto más boreal de la Argentina en La Quiaca, en la frontera con Bolivia, donde el viajero puede realizar actividades de aventura, ecoturismo, turismo étnico y safaris fotográficos.
Datos útiles.
La Ruta Nacional 40 y los caminos provinciales mencionados se encuentran generalmente en buen estado. Sin embargo, es aconsejable chequear las condiciones antes de cada salida.
Para el circuito Norte los meses predilectos son los de invierno por las intensas lluvias en verano.
Para las áreas de ripio se recomienda aumentar la presión del inflado en gomas (de 28 a 32 libras aproximadamente), y la velocidad no debe superar los 70 kilómetros por hora.
Las excursiones tradicionales incluyen montañismo, trekking, cabalgatas, ecoturismo, mountain bike, turismo rural y salidas arqueológicas. También navegación a vela, canotaje y windsurf en los embalses; así como parapente en las sierras más bajas.
Por las noches, son típicas las peñas folklóricas, con vino tinto y empanadas.
La tarifa del Tren a las Nubes cuesta alrededor de U$S 150, con desayuno y merienda. Los tickets se adquieren en la Estación de Salta (Ameghino y Balcarce) o en Buenos Aires (Viamonte 577).
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