Son los nuevos negocios globales inventados en Argentina y que ya están logrando enorme éxito en la economía 3.0. Van desde audífonos digitales hasta turbinas eólicas para instalar en balcones.
Nanotecnología en Chascomús. El laboratorio más importante de Sudamérica donde se procesan chips de silicio para el mundo en la planta de la empresa Unitec Blue ubicada sobre la ruta 2.
Nanotecnología en Chascomús. El laboratorio más importante de Sudamérica donde se procesan chips de silicio para el mundo en la planta de la empresa Unitec Blue ubicada sobre la ruta 2.
La primera gran revolución industrial nos encontró preparados y nos convertimos en la octava potencia del mundo. Para la segunda, ya estábamos más alejados y no pudimos competir con la industrialización de los países centrales. La tercera ola tecnológica de la Era Digital y la economía 3.0 nos puede dar una nueva oportunidad a los argentinos. Y ya hay una vanguardia de emprendedores locales trabajando en esto. Estamos exportando más en software que en carne. Vendemos 7.000 millones de dólares al año en servicios extensivos en conocimiento. Tenemos cuatro de las “start ups” más exitosas del mundo y líderes en América Latina: Mercado Libre, OLX (vende más clasificados en la India que los diarios locales); Despegar y Globant (salió a la bolsa en Wall Street con gran éxito; se dedica a los diseños creativos). Y está la más grande, UNITECBlue, la primera planta de nanotecnología de Sudamérica, con una torre plateada sobre la ruta 2, en Chascomús. A su alrededor hay 3.780 empresas agrupadas en la cámara del software. En los últimos dos años surgieron en Argentina 1.420 startups, pequeñas empresas de tecnología, a razón de dos por día “Tenemos capacidades distintivas para crear buenos negocios dentro de la nueva economía.
Tenemos hambre, capacidad para trabajar en la incertidumbre y un ambiente hostil, una enorme mezcla de razas y culturas, un individualismo creativo y contamos con los recursos naturales para iniciar cualquier proyecto”, dice el predicador más destacado de este tsunami tecnológico en Argentina, Ignacio Peña, un economista de la UCA que desarrolló durante doce años más de cien proyectos en empresas de todos los rubros para el Boston Consulting Group de Estados Unidos y otros gigantes de Brasil. Hace cuatro años regresó a Argentina porque cree que es el país ideal para montarse a esta transformación económica profunda que estamos viviendo.
Para entender esta nueva Era se podría decir que la mayoría de los negocios convencionales que vemos hoy desaparecerán en los próximos 20 o 30 años para transformarse en centro de producción virtual. La mayoría del comercio será a través de las redes. Buena parte de la infraestructura estará provista por máquinas y robots. La Educación y la Salud saldrán de sus ámbitos lógicos de las escuelas y los hospitales. La energía que consumamos será renovable en un alto porcentaje. Lo que considerábamos hasta ahora como “el futuro” será una realidad a una velocidad nunca antes vista en la Historia. Para surfear en esta ola gigante se necesitarán nuevas visiones. Y gente que esté a la vanguardia y comience a poner en práctica sus ideas sin saber muy bien hacia donde va o si lo que está haciendo puede llegar a tener algún valor. Muchos jóvenes entendieron el cambio y ya se lanzaron al agua. Junto a ellos, por supuesto, aparecerán nadando unos cuantos “aventureros” que sólo buscan un “salvavidas” para sus fracasos.
Entre los nuevos negocios están las “aceleradoras”, empresas que ayudan a los emprendedores a desarrollar sus productos. Ariel Arrieta lidera NXTPLabs, que en los últimos seis meses recibió 800 solicitudes de capitales para llevar adelante ideas de negocios. Eligieron 25 y les dieron 25.000 dólares y asesoramiento por cuatro meses a cambio de una parte de sus acciones. Hicieron presentaciones de los proyectos a las que asistieron más de 400 potenciales inversionistas. Siete de estas empresas virtuales ya son una realidad y tienen acceso a otro fondo de un millón de dólares. “La ambición es llegar a encontrar inversores que puedan transformar a estos emprendimientos en “unicornios” que es cómo se denomina a las empresas que superan los mil millones de dólares en inversión y negocios”, explica Arrieta, un “emprendedor serial” de 41 años. “La clave de todo esto es moverse rápido ”, aclara.
La mayoría de los emprendimientos que surgen en Argentina tienen que ver con las finanzas y las energías renovables. En este sentido, muchos de los emprendedores están tratando de buscar la vuelta a un negocio de enorme potencialidad como es el de las baterías de autos eléctricos y computadoras. Estas trabajan en base al litio, un mineral del que el 85% de las reservas se concentran en los salares de la frontera entre Argentina, Bolivia y Chile. “Tenemos la materia prima y la capacidad para desarrollar baterías de última generación. No podemos dejar que China se lleve el litio para fabricarlas en su país”, dice Arrieta. Ya hay varios proyectos en este sentido. El más grande lo está manejando UNITECBlue, que es del grupo Eurnekián y que está desarrollando una producción conjunta con una tecnológica brasileña.
Pero también hay buenos negocios que surgen fuera de los grandes centros urbanos y para cubrir necesidades básicas. El ejemplo es Usound, una plataforma que convierte a los teléfonos inteligentes (smartphones) en audífonos digitales. Surgió cuando un grupo de estudiantes de ingeniería de Jujuy quiso resolver el problema de uno de sus compañeros que tenía problema de audición en las clases y le inventaron la aplicación. Ya salieron al mercado global con una propuesta de suscripción de 30 dólares al año para que cualquier hipoacúsico pueda acceder a la audición que hasta ahora sólo se lograba con audífonos que valen entre 2.000 y 5.000 dólares. Otra plataforma que fue vendida recientemente a la cadena Fox de Estados Unidos es Comenta.TV que permite hacer comentarios de programas de televisión en vivo y en tiempo real a través de las redes sociales. A su vez, esas opiniones pueden ser reproducidas en ese instante en las pantallas, ya sea de televisión, computadora, teléfono o tableta, que estamos viendo. Esto no solo crea una gran interactividad entre el productor y el receptor sino que aporta métricas de medición diferentes e inmediatas a los canales y anunciantes.
El campo argentino sigue estando a la vanguardia de la innovación desde que introdujo la cosecha directa allá por los noventa. Hay decenas de aplicaciones y programas para monitorear la producción agrícola y bovina desde computadoras y celulares. Unos desarrolladores idearon Less, una lanza de metal que contiene varios sensores y que se coloca en las silobolsas (la forma en que se acopian los cereales en el propio campo de producción). Esta lanza puede medir los niveles de humedad, temperatura, dióxido de carbono, movimiento y posición. Y envía toda esa información directamente al smartphone del productor advirtiéndole de cualquier deterioro que pueda tener el grano.
Estos tres proyectos fueron “acelerados” por Wayra, una empresa del grupo Telefónica que funciona desde hace tres años en Argentina, otros seis países latinoamericanos y cinco de Europa. “Evaluamos unos 5.000 proyectos y decidimos invertir en 35. El 70% de estas empresas ya recibieron inyecciones importantes de capitales. El potencial emprendedor que tenemos los argentinos impresiona en todo el mundo ”, comenta desde Córdoba, Lorena Suárez, la country manager (gerenta local) de Wayra.
En una oficina de Palermo Hollywood trabaja Ignacio Juárez, un emprendedor de 32 años que junto a sus dos socios de Semtive desarrollaron una turbina eólica de eje vertical para uso urbano. Son pequeñas columnas que se pueden colocar en una terraza o, incluso en un balcón, y producir electricidad con la fuerza del viento para acumularla en unas baterías que podrían suplir el consumo eléctrico de una casa. También tienen columnas de alumbrado público con iluminación led alimentada por una turbina aeólica y un panel solar. “Estamos viajando en los próximos días a una gran feria de Hamburgo, en Alemania, donde ya tenemos conversaciones muy avanzadas y grandes perspectivas de vender. Acá en Argentina es difícil avanzar hasta que no se termine el subsidio a la energía. Si se sincerara el precio de la electricidad que consumimos, estas turbinas serían muy competitivas”, comenta Ignacio. Ahora, los tres socios están pensando en otros emprendimientos de nuevos métodos de almacenamiento de energía y de producción de biocombustibles a partir de productos no convencionales como las algas o plantas que se desarrollan en el desierto patagónico.
Rodrigo Herrera Vegas es un ingeniero industrial del ITBA, de 43 años, que nació en Francia, se crió en Estados Unidos pero se siente más argentino que el mate. Creó el sitio Sustentator y desarrolla productos de energías renovables. Su blog de concientización tiene 1.130.000 seguidores y su tienda online Ecofriendly de productos ecológicos es una de las más exitosas en su rubro en forma global. “Los paneles solares ya son una realidad para producir electricidad limpia y barata. Estamos colocando muchos paneles en los barrios del Gran Buenos Aires y, por supuesto, en el campo, donde no llega la red eléctrica o es muy caro tirar los cables por varios kilómetros. En Alemania, este sistema ya genera el 17% del total de la energía que se consume. Y con toda esta experiencia podemos producir productos mucho más baratos para todo el norte de Europa, China, etc. Tenemos que desarrollar esta industria. Hay que apoyarla con créditos, incentivos fiscales. ¿Si se sigue haciendo para la industria de la vieja economía cómo no lo vamos a hacer para la que ya está acá y tiene enorme futuro?”, se pregunta Herrera Vegas.
Para Ignacio Peña la clave está en la educación y la formación de cientos de miles de emprendedores. “Tenemos que modificar los contenidos de las escuelas y universidades. Tenemos que basar todo en proyectos. Hay que formar hacedores, gente formada para las oportunidades y no para los empleos, que ya son cada vez más escasos”, comenta Peña y pone como ejemplo varias charlas que dio en barrios carenciados y donde tuvo una enorme recepción de las nuevas ideas por parte de chicos que buscan salir de la pobreza. “Imaginate que chicos que no terminaron ni siquiera la primaria de pronto entienden que si hacen la secundaria y al mismo tiempo se forman como programadores van a estar a la vanguardia de la nueva Era económica. Y eso ocurre. Solo hay que crearles la oportunidad. Y de esa manera nos creamos la oportunidad para todos los argentinos”, agrega con el entusiasmo de un pionero.
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