Se llaman Paradise Papers, o Papeles del Paraíso, y son el capítulo más reciente de una serie de filtraciones hechas públicas por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por su sigla en inglés) que ponen luz en los miles de millones de dólares que se mueven en los paraísos fiscales a nivel global.
La filtración principal —más de 13 millones de documentos— se enfoca en Appleby, un bufete legal en las islas Bermudas que se fundó hace 119 años y atiende a corporaciones selectas y personas muy ricas. Appleby ayuda a sus clientes a reducir su carga fiscal; opacar propiedades de bienes como compañías, aviones privados, bienes raíces y yates; así como a establecer fideicomisos —que en algunos casos alcanzan los miles de millones de dólares— en paraísos fiscales.
The New York Times es parte de un grupo de más de 380 periodistas de más de 90 medios en 67 países que han pasado meses examinando los documentos más recientes.
Como con los Papeles de Panamá, la filtración de los Papeles del Paraíso llegó gracias a un dúo de reporteros del periódico alemán Süddeutsche Zeitung y fue compartida con ICIJ, un grupo ubicado en Washington que ganó el Premio Pulitzer por la investigación que realizó de la firma de abogados Mossack Fonseca en Panamá. La difusión de esos documentos causó la renuncia de un primer ministro el año pasado y ayudó a desenmascarar la riqueza de personas llegadas al presidente ruso Vladimir Putin.
El predominio de clientes de élite de Appleby contrasta con los de Mossack Fonseca, quienes parecían discriminar menos en lo que a su cartera de clientes se refiere. Muchos de esos documentos son una lectura aburrida: abundan las hojas de cálculo, proyecciones y estados de cuenta. Pero entre esos documentos hay algunos que ayudaron a revelar cómo las compañías multinacionales evaden impuestos y cómo los superricos esconden su patrimonio. Los archivos van desde 1950 hasta 2016.
Appleby tiene oficinas en paraísos fiscales en todo el mundo. Además de su oficina principal en las islas Bermudas, también tiene filiales en las Islas Vírgenes Británicas y las islas Caimán en el Caribe; la isla de Man y las bailías de Jersey y Guernsey cerca de Inglaterra; Mauricio y las Seychelles en el océano Índico, y Hong Kong y Shanghái.
Tanto compañías como ciudadanos estadounidenses dominan la lista de clientes. Los documentos no son solamente de Appleby, sino también de la compañía singapurense Asiaciti Trust y registros oficiales de negocios en lugares como las islas Bermudas, las islas Caimán, Líbano y Malta.
En general es legal establecer compañías en el extranjero y las corporaciones lo hacen para facilitar las transacciones internacionales como fusiones y compras. Después de las preguntas del ICIJ, en un comunicado del 24 de octubre, Appleby dijo que estaba “sujeta a revisiones regulatorias con frecuencia” en “jurisdicciones muy reglamentadas”.
“Appleby ha investigado profunda y enérgicamente las acusaciones y estamos satisfechos al decir que no hay evidencia de algún acto indebido, ni de nuestra parte ni de nuestros clientes”, menciona la compañía.
Pero con esta reciente filtración, algunos individuos y corporaciones quizá piensen dos veces el usar estructuras de propiedad con ventajas fiscales, dijo Jack Blum, un abogado que trabajó durante décadas en comités del Congreso de Estados Unidos para investigar transferencias monetarias al extranjero.
“El peligro de ser descubierto ha aumentado exponencialmente”, mencionó Blum en una entrevista. “Si yo fuera una persona rica que quisiera esconder mi dinero en el extranjero para no pagar impuestos, mi pesadilla sería ponerlo en manos de alguien cuyos documentos fueran filtrados”.
La filtración principal —más de 13 millones de documentos— se enfoca en Appleby, un bufete legal en las islas Bermudas que se fundó hace 119 años y atiende a corporaciones selectas y personas muy ricas. Appleby ayuda a sus clientes a reducir su carga fiscal; opacar propiedades de bienes como compañías, aviones privados, bienes raíces y yates; así como a establecer fideicomisos —que en algunos casos alcanzan los miles de millones de dólares— en paraísos fiscales.
The New York Times es parte de un grupo de más de 380 periodistas de más de 90 medios en 67 países que han pasado meses examinando los documentos más recientes.
Como con los Papeles de Panamá, la filtración de los Papeles del Paraíso llegó gracias a un dúo de reporteros del periódico alemán Süddeutsche Zeitung y fue compartida con ICIJ, un grupo ubicado en Washington que ganó el Premio Pulitzer por la investigación que realizó de la firma de abogados Mossack Fonseca en Panamá. La difusión de esos documentos causó la renuncia de un primer ministro el año pasado y ayudó a desenmascarar la riqueza de personas llegadas al presidente ruso Vladimir Putin.
El predominio de clientes de élite de Appleby contrasta con los de Mossack Fonseca, quienes parecían discriminar menos en lo que a su cartera de clientes se refiere. Muchos de esos documentos son una lectura aburrida: abundan las hojas de cálculo, proyecciones y estados de cuenta. Pero entre esos documentos hay algunos que ayudaron a revelar cómo las compañías multinacionales evaden impuestos y cómo los superricos esconden su patrimonio. Los archivos van desde 1950 hasta 2016.
Appleby tiene oficinas en paraísos fiscales en todo el mundo. Además de su oficina principal en las islas Bermudas, también tiene filiales en las Islas Vírgenes Británicas y las islas Caimán en el Caribe; la isla de Man y las bailías de Jersey y Guernsey cerca de Inglaterra; Mauricio y las Seychelles en el océano Índico, y Hong Kong y Shanghái.
Tanto compañías como ciudadanos estadounidenses dominan la lista de clientes. Los documentos no son solamente de Appleby, sino también de la compañía singapurense Asiaciti Trust y registros oficiales de negocios en lugares como las islas Bermudas, las islas Caimán, Líbano y Malta.
En general es legal establecer compañías en el extranjero y las corporaciones lo hacen para facilitar las transacciones internacionales como fusiones y compras. Después de las preguntas del ICIJ, en un comunicado del 24 de octubre, Appleby dijo que estaba “sujeta a revisiones regulatorias con frecuencia” en “jurisdicciones muy reglamentadas”.
“Appleby ha investigado profunda y enérgicamente las acusaciones y estamos satisfechos al decir que no hay evidencia de algún acto indebido, ni de nuestra parte ni de nuestros clientes”, menciona la compañía.
Pero con esta reciente filtración, algunos individuos y corporaciones quizá piensen dos veces el usar estructuras de propiedad con ventajas fiscales, dijo Jack Blum, un abogado que trabajó durante décadas en comités del Congreso de Estados Unidos para investigar transferencias monetarias al extranjero.
“El peligro de ser descubierto ha aumentado exponencialmente”, mencionó Blum en una entrevista. “Si yo fuera una persona rica que quisiera esconder mi dinero en el extranjero para no pagar impuestos, mi pesadilla sería ponerlo en manos de alguien cuyos documentos fueran filtrados”.
fuente: New York Times
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Estaban buscando la ruta K y encontraron la autopista M.
ResponderEliminarEn la búsqueda al tesoro lo encontraron.... el de ellos.
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