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El gran viaje de la Ruta 40 en Argentina de norte a sur: la primera etapa, de La Quiaca a San Antonio de los Cobres.

La ruta más famosa de Argentina es la Ruta 40. 


Hace cinco años hice este viaje. Y hoy te lo cuento. 


Con una introducción previa en la que les contaba mis vivencias antes de partir en esta aventura y que pueden consultar desde este enlace.


Un viaje lleno de misterio y de cosas que, me han contado, son maravillosas.  Siempre con la Cordillera de los Andes como compañera de viaje. Y mi fiel y querida moto.

Desde aquí inicia mi viaje por la Ruta 40.

El gran viaje de la Ruta 40 en Argentina de norte a sur: la primera etapa.

En La Quiaca hay un continuo intercambio de mercancías en general en el gran mercado al aire libre. Desde comestibles hasta juguetes.


Es un flujo continuo de personas que dan de un lado a otro. De un pais a otro.


En el centro de la ciudad, intentando dar una imagen de paz y tranquilidad, predomina la imponente figura de la iglesia.


La gente es sencilla y amigable. El tiempo corre lento. Nadie se apresura. Nadie mira constantemente el reloj como lo hacemos en las grandes ciudades.


El tiempo parece haberse detenido. La gente de La Quiaca tiene sangre indígena.

La imponente figura de la iglesia de La Quiaca domina la plaza central.

El bullicio del patio de la frontera de Villazó La Quiaca es infernal.


Trámites burocráticos.


El equipaje de cada pasajero se revisa minuciosamente. Estamos en la frontera entre Bolivia y Argentina. Todo se controla.Y el tiempo de pasar es cada vez más largo.


Después de completar toda la burocracia de la oficina de inmigración, finalmente podemos irnos. ¡Autopista!


Inicia el viaje!

Cruzamos (mi moto y yo) el puente sobre el río seco de La Quiaca que separa o divide ambos países.



La disputa de esta fuente dio lugar en el pasado a muchas rivalidades y luchas entre los dos países sudamericanos.


Hasta no hace mucho llegó un tren.


La Puna en todo su esplendor.


Esta parte de la Ruta 40 que parte del norte es una de las partes aún no asfaltadas. La grava y el suelo sin compactar pusieron mi moto a prueba.



y tiene ese color cobrizo que caracteriza a La Puna.



Continuos descensos y ascensos que, a pesar de parecer sombríos, tienen su encanto.



Un clima árido y semidesértico.

A pesar de que el clima es árido y semidesértico, viajando en verano nos encontramos con algunas lagunas y charcos que son fruto de las recientes lluvias.


La época en la que más llueve es de octubre a marzo.



El viento es frío y fuerte. Por eso casi todas las puertas y ventanas de las casas están siempre cerradas. 


No es por miedo sino para evitar la entrada de suciedad y polvo a las casas. Y contrasta con la hospitalidad de la gente.



Los avisos destinados a circular con precaución por caminos de tierra son bastante habituales.



Y finalmente veo los primeros signos de vida animal: las típicas llamas de animales y símbolo de la Puna jujeña.



La gente no te conoce pero te saluda cuando pasas.


Personas que aprecian el espíritu del viajero y sus ganas de conocer.



Aquí estamos a 11 kms sobre el lecho del desfiladero de Paicone



Estas tierras parecen salidas de la paleta de un pintor. Y de hecho ese es el nombre de una de estas colinas multicolores. 


Aquí, se cultivan flores de hoja perenne y hay algunas obras de arte rupestre.



Los colores de La Puna.


A veces los colores de La Puna parecen fundirse con el color mismo del territorio, con sus pueblos embarrados y su gente sin prisas.


La gente también ha aprendido a vivir del turismo. Puede caminar por caminos empedrados o viajar con una caravana de llamas.



El desnivel del recorrido, la grava y el terreno no consolidado requieren advertencias continuas.



La ruta 40 hacia el norte cruza el cauce de varios ríos y corta durante 11 km el lecho de un arroyo seco. 


Naturaleza pura.


Los cardones están en flor.  No hay ruidos ni preocupaciones. No hay publicidad ni centros comerciales. Ni políticos ni bancos.


Aquí el alma se calma y el corazón recupera la razón.


Paso la noche en una escuela a 3.800 metros de altura. Hace frío pero el ánimo está caliente para iniciar la segunda etapa.


Llegada a San Antonio de los Cobres.


Llego a San Antonio de los Cobres.


He recorrido 444 kms en mi primer día, por un camino de ripio, atravesando barrancos, lagunas, subidas y bajadas con los cerros testigos, sin servicios para el viajero, estaciones de servicio ni hospedaje.


Publicado en mi cuenta de Hive.blog 

Comentarios

  1. Hermoso relato, paisajes maravillosos y espectaculares fotos.

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    Respuestas
    1. Gracias @Giampaolo Rossi por comentar y participar en esta aventura.

      Eliminar

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