El campo de hielo Patagónico Sur es la mayor extensión de hielos continentales con acceso terrestre.
Se extiende de norte a sur a lo largo de 350 km, desde los 48º20' S hasta los 51º30' S. Tiene una extensión de 16 800 km², de los cuales alrededor del 85% pertenece a Chile y el resto a la Argentina.
Del campo de hielo se desprenden un total de 49 glaciares, entre los que se encuentran los glaciares Upsala (902 km²), Viedma (978 km²), y Perito Moreno (258 km²) en Argentina; y en Chile Jorge Montt, Pío XI (el mayor del hemisferio Sur fuera de la Antártida, con 1 265 km²), O'Higgins, Bernardo, Tyndall, y Grey.
Gran parte de su extensión se encuentra protegida al formar parte de diferentes parques nacionales: los de Bernardo O'Higgins y Torres del Paine en Chile y el de Los Glaciares en Argentina.
El campo de hielo sur formó en tiempos prehispánicos parte de los lindes de la ocupación del pueblo canoero kaweskar (alacalufe), por el oeste, y los nómades pampeanos aonikenk (tehuelches), por el este.
Ambas etnias dieron a ese paisaje de hielo un lugar predominante dentro de sus cosmovisiones. Los tehuelches creían que su héroe cultural, Elal, el introductor de la humanidad en la Patagonia oriental, había sido criado por el cisne en el sagrado Monte Chaltén (Fitz Roy), uno de los límites e hitos paisajísticos principales de los hielos continentales, desatando, al bajar las laderas, la furia vengativa de los hermanos Shie (la nieve) y Kosheske (el frío), quienes también convocaron al asesino viento helado, Maip. Elal los derrotó inventando el fuego en la ladera, al hacer chocar dos piedras, con lo que sus enemigos -la nieve, el hielo y el viento helado- retrocedieron a sus propios dominios, dejando espacio para el surgimiento de la vida, aunque desde entonces quedaron enemistados con los hombres y animales.
Descubirmiento El 4 de diciembre de 1557 la tripulación del buque San Luis, bajo el mando de Juan Ladrillero, enviado a reconocer la zona por el gobernador de Chile García Hurtado de Mendoza, fue el primer grupo europeo en avistar un ventisquero o glaciar que se desprendía de este campo de hielo.
El hallazgo habría ocurrido al internarse la embarcarción en esta latitud por uno de los numerosos fiordos de la Patagonia occidental, el actual Fiordo Eyre.
En la misma travesía Ladrillero volvió a aventurarse por diversos otros canales, volviendo a encontrarse con los glaciares de los hielos continentales, que denominó "Sierra Nevada", en tres ocasiones más.
Ladrillero dejó advertencias en un lenguaje expresivo, inhabitual en sus escritos, exteriorizando su asombro ante el espectáculo natural. Al respecto recomendaba a los navegantes que (si vieren)
"sierras nevadas que vengan sobre el canal por donde fueren, que se aparten de ellas, porque hai en muchas partes de ellas tanta nieve que las sierras tienen sobre sí cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez brazas de nieve i mas, i ménos, según parece estar recojida de muchos tiempos; i cuando la sierra está mui cargada de ella, quiebra la nieve i viene rodando haciéndose pedazos, cien estados, i doscientos, i trescientos, i mil, i mas, i ménos; i viene con gran ruido, a manera de truenos, por la sierra abajo, i da en el brazo i canal gran multitud de ella en pedazos, como naves, o como casas, i casi tamaños como solares, i menores, i de seis, i de siete, i de ocho, i de nueve estados de alto, i dan en el agua, i son tan duros como una peña, que no hubiera fortaleza".
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