Estos animalitos rosados bien lindos forman parte del relato del nacimiento de la Patagonia, como hemos visto en relatos previos, cuando Elal se ve amenazado por Nóshtex, por lo cual los animales deciden hacerlo cruzar por un lago hasta otras tierras: La Patagonia.
Annon, el piche, fue el encargado de citar al flamenco para participar de la reunión de la laguna, pero mientras se dirigía hacia allá, vio a un gigante escondido detrás de unas rocas y tuvo miedo.
Para que éste no se diera cuenta de lo que estaba ocurriendo y temeroso de que le hiciese preguntas, comenzó a husmear la tierra buscando raíces y poco a poco se fue alejando entre los coirones, hasta llegar a la morada del flamenco que en ese entonces no lucía los hermosos colores con que hoy lo vemos.
Apenas enterado de la noticia, el flamenco, alzó presuroso el vuelo y llegó a la hora del amanecer donde ya el cisne había ocupado su lugar, teniendo a Elal niño sobre su espalda.
Esto llenó de tristeza y fue tal su pena, que el niño tuvo compasión y en premio a su nobleza le dio el color de la aurora que ya comenzaba a despuntar.
Aún así, Kapenke parece vivir siempre apenado y permanece en actitud solitaria y melancólica en las lagunas patagónicas.
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