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De la estafa electoral a la estafa energética: ejemplos reales de "crisis energética" (II).

California (USA) durante los años 2000 y 2001 atravesó una crisis eléctrica de proporciones. Hubo una combinación de fallas en el diseño de los mercados donde los consumidores finales estaban aislados de los precios del mercado mayorista y las empresas distribuidoras privadas de firmar contratos de mediano y largo plazo con empresas generadoras.

Además, hubo algunos elementos exógenos como un alza en los precios del gas natural (más de 10 veces entre 1999 y diciembre de 2000), un incremento significativo de la demanda debido a un verano extremadamente caluroso y mayores precios para la obtención de permisos de emisión de NOx.

Esto provocó que los precios en el mercado mayorista subieran en forma explosiva provocando la quiebra de algunas empresas de distribución eléctrica" (Lic. Mena Costa - OETEC/LabSE).
 Ejemplos reales de "crisis energética" (II parte).

De la estafa electoral a la estafa energética: segunda parte.


"Crisis del petróleo de los años 70: en esa década el mundo se percató de que el futuro de la civilización industrial -y el sagrado derecho de llenar su tanque- era controlado por unos pocos países que estaban extrayendo petróleo. Todo el mundo pasó a depender de la OPEP, una organización cuyo comportamiento es mucho más confiable hoy que en los años 70. Esto hizo que todos los países reconsideraran su matriz energética y buscaran nuevas fuentes de producción de energía, a fin de reducir su dependencia del petróleo. Crisis de California: el Estado más rico de los Estados Unidos (que es el país más rico del mundo) sufrió apagones entre 2000 y 2001.



La crisis fue el resultado del extraordinario crecimiento económico de este Estado, el cambio climático, el aumento de los costos ambientales y la ausencia de inversiones en capacidad de generación energética, provocada por las dudas referidas a cambios en el sector energético y en las condiciones competitivas del mercado... Los apagones son comunes en los países más pobres como la India, Pakistán, Nigeria, Georgia y Armenia; en esos lugares, el peor problema es no tener dinero para mantener el sector energético.

Obviamente, las crisis energéticas no son un destino ineludible sino una cuestión de gestión y, sobre todo, de dinero" (Ing. Rubipiara Cavalcante Fernandes & Solange María Loureiro - OETEC/LabSE).

Ejemplos típicos de crisis energéticas mundiales.


"Los ejemplos típicos de crisis energéticas mundiales son la crisis del petróleo de 1973 y la de 1979, circunstancias en las que el precio del petróleo crudo aumentó cuatro y diez veces, respectivamente, debido al embargo de la OPEP. Asimismo, en 1990, los precios se duplicaron en respuesta a la guerra de Kuwait" (Dra. Joana Portugal-Pereira - OETEC/LabSE).

Brasil, en el verano de 2013.


En cuanto a ejemplos más recientes brindados por la Dra. Portugal-Pereira, observe el lector el caso de Brasil y su problema en la generación consecuencia de la alta dependencia hidroeléctrica pero agravada por el contexto de privatización (2001/02) y de condiciones climatológicas extraordinarias (2013): "Brasil en 2001-02 durante la privatización del sistema de suministro eléctrico y las sequías atípicas, de años de duración, cuando hubo un fallo del suministro eléctrico de un 20%; Brasil, en el verano de 2013, cuando una intensa sequía redujo la capacidad de generación hidroeléctrica a niveles mínimos y hubo aumento de la demanda debido al mayor consumo de los sectores residenciales y comerciales, que se debió al mayor uso de aparatos de aire acondicionado. En todo el país se planificaron apagones controlados durante las horas pico".

Chile constituye un ejemplo sumamente interesante.


Ahora, el caso de Chile, que constituye un ejemplo sumamente interesante dado que el neoliberalismo argentino lo utiliza reiteradamente como modelo económico y energético a seguir por nuestro país. A propósito, el especialista chileno Lic. Mena Costa (OETEC/LabSE) opina todo lo contrario: "Chile vive una crisis energética hace unos diez años motivada por diversos factores. El principal es la dependencia de materias primas energéticas extranjeras, que alcanzan a un 60% de su energía primaria (datos del Ministerio de Energía a 2014). Por dicha razón, se encuentra subordinado a la inestabilidad y volatilidad de los precios en los mercados internacionales y a las restricciones de abastecimiento que se produzcan por fenómenos políticos, climáticos o de mercado.
Leer también: De la estafa electoral a la estafa energética: la fabricación macrista de la "crisis energética".
Además, las reformas estructurales al modelo económico impulsadas durante el régimen militar, disminuyeron radicalmente el rol empresarial del Estado en materia de planificación y desarrollo del sector energía, pasando esta responsabilidad al sector privado, por lo que las inversiones materializadas son funcionales a la maximización de corto plazo de los beneficios privados y no necesariamente convergen al bien social de largo plazo.

Dentro de este contexto, los últimos años han estado marcados por la interrupción del suministro de gas desde la Argentina, largos y severos periodos de sequías que han mermado la capacidad de generación hidroeléctrica, precios internacionales de los combustibles que han marcado niveles récord, dificultades en el otorgamiento de permisos ambientales para la construcción de nuevas obras (tanto a nivel de generación como de transmisión), insuficientes políticas de ahorro y uso eficiente de la energía, débiles estímulos a nuevas formas de generación de energía. Todo ello ha contribuido a mantener un sistema energético estrecho, con altos precios finales al cliente que reflejan un desarrollo ineficiente del sistema".

En relación a Brasil, el Lic. Mena Acosta nos cuenta que "más o menos en el mismo periodo que California, [Brasil] atravesó por una crisis eléctrica provocada, en sus inicios, por el declive en las precipitaciones que afectaron algunas regiones del país.

Una falta de inversión en capacidad de generación y distribución de energía.


Sin embargo, la sequía dejo en evidencia una falta de inversión en capacidad de generación y distribución de energía y atraso en la entrega de algunas obras. De haber existido mayor capacidad de transmisión, se podría transportar energía desde el sur, que no fue afectado por la sequía, hacia los centros de consumo más al norte, aliviando en gran medida la situación. La crisis de abastecimiento provocó cortes obligados de electricidad. Se impuso un ahorro de 20% del consumo, que implicaron castigos y cortes de energía para quienes aumenten su consumo e incentivos para quienes lo disminuyan".

Cabe resaltar la semejanza entre la crisis energética de Brasil y la registrada en la Argentina a fines de los años ochenta, durante la administración de Raúl Alfonsín (su secretario de Energía era entonces el señor Jorge Lapeña).

"En 2001, Brasil sufrió una crisis energética fuerte, durante la cual la población se vio obligada a reducir el consumo de electricidad, lo que obligó a un cambio drástico en sus hábitos de consumo de la energía. La causa de esto fue la propuesta de un plan estratégico del gobierno para resolver el problema del suministro, provocado por las condiciones hidrológicas que sostienen la disponibilidad de la matriz energética brasileña.

Esto sucedió en el último año del mandato del Presidente Fernando Henrique Cardoso (FHC); al año siguiente iban a celebrarse las elecciones presidenciales. La crisis energética estaba ligada principalmente a la falta de planificación en el sector (falta de inversiones en el sector electro-energético causado por la política económica que se centró sólo en estabilizar la moneda) y a la inexistencia de inversiones en generación y en sistemas de transmisión y distribución de la energía.

Durante sus dos mandatos, el presidente Cardoso elaboró una serie de políticas para reducir el tamaño del sector público, que incluyó la privatización de muchas empresas estatales. Algunas de ellas fueron las compañías de distribución, esenciales para la planificación económica nacional, ya que eran necesarias para que el país funcionara.


Centrales hidroeléctricas, que dependen fuertemente de las condiciones meteorológicas.


Otro factor que contribuyó a agravar la situación fue el hecho de que más del 90% de la matriz energética brasileña proviene de centrales hidroeléctricas, que dependen fuertemente de las condiciones meteorológicas y necesitan que llueva para mantener sus niveles de depósito a fin de poder generar electricidad. Sin embargo, ese año hubo escasez de lluvias y los niveles de agua en las centrales hidroeléctricas estaban por debajo de la seguridad mínima para la producción de energía (20%).

La ausencia de líneas de transmisión y de distribución impidió que el gobierno pudiera transferir la generación de energía de los lugares que contaban con energía suficiente hacia los lugares con escasez, como sucedió en las regiones sur y sureste.

En la región sur de Brasil, las plantas desperdiciaban el agua, debiendo derramar la que habían almacenado, y carecían de los medios para generar energía y trasladarla hacia el sudeste, el mayor centro de consumo del país" (Ing. Rubipiara Cavalcante Fernandes & Solange María Loureiro - OETEC/LabSE).

A modo de cierre de este apartado, estas reflexiones:

1) Nótese cómo las definiciones presentadas están en perfecta sintonía con los conceptos, programas y acciones en "energía" y "servicios energéticos" de Naciones Unidas, PNUD, AIE, UNIDO, etc. conocidos al principio de este capítulo;

2) Obsérvese el acento que prácticamente todas las argumentaciones técnicas ponen en la "accesibilidad" y "asequibilidad" de la energía para la población como indicador excluyente de "crisis energética"; y

3) En función de los ejemplos internacionales como regionales de crisis energéticas aquí suministrados, siquiera el concepto de "crisis energética" adoptado por el neoliberalismo argentino es el correcto. Hemos visto que una "crisis energética" se verifica siempre que hay "inseguridad energética" (escasez o interrupción del suministro, incremento de los precios de la energía para la población, pobreza energética, etc.).

Ahora bien, para medir el estado de la seguridad energética de una nación existen parámetros perfectamente establecidos y consensuados a nivel internacional por organismos, centros de estudio e investigadores de primer nivel. El macrismo no recurrió a ninguno de ellos para argumentar su posición de "crisis energética" para la Argentina.


Pensar la energía con cabeza propia.


A esto nos referimos cuando hablamos de pensar la energía con cabeza propia, es decir, desde nuestro interés como ciudadanos en lugar de hacerlo en calidad de accionistas o CEOs de determinada empresa o corporación. Al respecto, no es ninguna casualidad que la medición de "accesibilidad" y "asequibilidad" brille por su ausencia en los análisis de los opositores a las políticas energéticas ejecutadas durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. ¿Por qué?
Leer también: De la estafa electoral a la estafa energética: ejemplos reales de "crisis energética" (I).
Porque si en algo puso el foco el Plan Energético Nacional lanzado en 2004 fue justamente en la accesibilidad y asequibilidad de la energía para la sociedad toda. Esto quedó demostrado en los capítulos anteriores en base a los propios datos del Ministerio de Energía de Mauricio Macri, así como de los entes reguladores del gas y la electricidad en sus datos operativos publicados a partir de 2016.

Comentarios

  1. Del fracking al tarifazo hay un solo paso.
    La técnica extractiva del fracking (extracción de hidrocarburos mediante fracturación hidráulica), además de los desastrosos impactos ambientales negativos que provoca, presenta también un impacto económico negativo para los estados y la mayor parte de las poblaciones donde se lleva a cabo esta actividad.

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    Respuestas
    1. La firma del acuerdo secreto entre YPF y Chevron no sólo fue el puntapie inicial del fracking en Argentina, también fue el mecanismo que idearon las corporaciones para atar a nuestro país al modelo de matriz gas y petróleo dependiente al menos hasta el año 2050, encareciendo y comprometiendo nuestra existencia, tanto en lo ambiental, con el impacto negativo de la actividad, así como en lo económico, endeudándonos por un largo tiempo.
      Es el paradigma inverso de las energías cada vez más sucias y más caras.

      Eliminar

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